La increíble historia de Bernadette Soubirous, la niña que vio a la Virgen María en Lourdes

Bernadette Soubirous fue la testigo de una de las más famosas apariciones de la Virgen María. Esta es su historia.

La niña Bernadette

Marie-Bernarde Soubirous o Bernadeta Sobirós, su nombre en gascón occitano, nació el 7 de enero de 1844. De orígenes muy pobres, Bernadette creció analfabeta en Lourdes, Francia, el lugar donde a los 14 años reportaría ver a la Virgen María en Lourdes.

Bernadette fue una niña enfermiza.

 En su infancia se contagió de cólera y sufrió de asma toda su vida.

Es posible que el sufrimiento físico la hiciera también más devota. El día que vio a la Virgen por primera vez, Bernadette llevaba con ella un rosario, que rezó ese día y durante las otras apariciones.

Las apariciones de la Virgen

Al principio, Bernadette reportó ver “aquero”, la palabra que en su idioma significa “eso” cuando intentaba describir su visión de una mujer en la gruta.

Más tarde, describió la aparición como “una señora”.

La señora se le apareció 18 veces, revelándole su nombre solo al final, durante la aparición del 25 de marzo. Aunque al principio nadie le creyó, poco a poco llegó más gente a la gruta a ver a Bernadette contemplar o comunicarse con la señora. Luego de que ella y sus acompañantes sometieron la aparición a varias pruebas —agua bendita, escribir su nombre para comunicarse con los vivos, velas, rezar el rosario— mucha gente concluyó que la aparición era la Virgen María.

Bernadette al parecer no expresó sus propias conclusiones acerca de quién podría ser la mujer, sino que le preguntó a la visión repetidamente quién era. La señora por fin le dijo “soy la Inmaculada Concepción”.

Bernadette no sabía que dos años antes el Papa había declarado la idea de que la Virgen María había nacido sin pecado original como dogma católico.

Vida en el convento

La vida de Bernadette después de las apariciones se volvió más difícil. Tuvo que irse de Lourdes para evitar la persecución de la gente.

Fue a vivir al hospicio de las Hermanas de la Caridad, donde aprendió a leer y escribir.

A los 22 años fue recomendada por el obispo de Nevers para entrar al convento de las Hermanas de la Caridad. Aunque ella no poseía la dote requerida, su posición como mística visionaria le abrió un lugar en el convento.

Pasaron varios años antes de que Bernadette llegara a ser monja. La Madre Superiora y las otras religiosas la consideraban ordinaria e ignorante. También se pensaba que debían tratarla más duramente que a las demás para que se conservara humilde. Le asignaron trabajar como ayudante de enfermera.

La salud de Bernadette empeoró y, creyendo que moriría en poco tiempo, la Madre Superiora decidió otorgarle el permiso para profesar los votos y llevar el velo. Una versión de la historia de Bernadette revela que cuando se mejoró, la Madre Superiora le quitó su nuevo estatus y la hizo esperar para volver a profesar sus votos.

Ya al final de su vida, debido a una tuberculosis del hueso de la rodilla derecha, y a su delicada salud, a Bernadette le permitieron ser ayudante de sacristán. Murió a los 35 años el 16 de april de 1879. Fue declarada venerable por el Papa Pío X.

Santa Bernadette

Aunque no está claro si fue un milagro de la Virgen o de Bernadette, el hecho de que dos veces tuvo en la mano el fuego de las velas que llevaba a la gruta es considerado un milagro. Los logros espirituales de la joven pobre y analfabeta que vio a la Virgen en Lourdes no pasaron desapercibidos.

El 22 de septiembre de 1909, se exhumó el cuerpo de Bernadette. Aunque había pasado tanto tiempo, su cuerpo se mantenía incorrupto. Debido a este milagro, el Papa Pío XI la declaró beata el 2 de junio de 1925.

Ya que para canonizarla hacían falta otras revisiones del cuerpo, se le exhumó otra vez diez años después. Una vez más, los doctores encontraron el cuerpo en excelente estado de conservación y solo la piel se había deteriorado en algunos lugares. En esta ocasión se tomaron varias reliquias de su cuerpo.

La tercera exhumación se llevó a cabo en 1925. El cuerpo seguía incorrupto. Se mandaron a hacer la máscara de cera que lleva en la cara hoy en día y la que cubre sus manos.

Bernadette Soubirous fue canonizada por el Papa Pío XI el 8 de diciembre de 1933.

bernardette