Dra. Margarita Guerra, Presidenta de la Academia Nacional de Historia del Perú, valora presencia de la Iglesia ante Bicentenario
Agradezco a la comunidad Salesiana haberme hecho partícipe de las celebraciones que con motivo del Centenario de este templo se han organizado por su reconocimiento nacional como patrimonio cultural.
Mes de mayo, mes de la Virgen, y el 24 es el día de María Auxiliadora, cuya novena se ha iniciado el día 15. Este templo, basílica y santuario, ha sido reconocido este año, como patrimonio cultural nacional al cumplirse el centenario de su construcción, cuyo inicio coincidió con el centenario de nuestra Independencia y esta vez se une con nuestro Bicentenario.
Esto nos lleva a reflexionar tanto desde el punto de vista de nuestra identidad nacional, como de nuestra identidad religiosa que desde la instalación del Perú como Estado soberano surgió bajo el símbolo de la fe católica, reconocida en sus constituciones hasta el primer centenario. Se mantuvo en los estandartes la presencia Mariana y las proclamas se iniciaban invocando a Dios Todopoderoso. Por esto podemos decir que los objetivos perseguidos en la independencia no solo eran políticos, eran también, de alguna manera, un compromiso religioso de continuar con nuestro culto, porque la fe es universal, lo que se rechazaba era el dominio extranjero.
Ha pasado el tiempo, doscientos años de vida republicana, en los cuales hemos vivido muchas transformaciones, algunas de las cuales nos han alejado de nuestros objetivos iniciales. El Estado peruano actualmente es laico, pero el pueblo sigue siendo religioso, muchas veces a su manera, pero la devoción a María Auxiliadora nos demuestra que hay en nuestra sociedad una profunda religiosidad que emerge, sobre todo, en momentos críticos, como el 24 de mayo de 1940 cuando Lima fue azotada por el mayor terremoto del siglo en la capital y fue la Virgen Auxiliadora la que protegió a la ciudad de un desastre mayor. Fuimos muchos, especialmente en nuestro distrito, Breña, quienes apelamos a su misericordia. Era el día de la procesión.
Como peruanos y como creyentes debemos tomar conciencia de lo que representan estos centenarios. No son solo fechas en las cuales organizamos una reunión, una convocatoria para pasar un rato agradable, lo cual es importante para hacer recuerdos, pero debemos considerar que es tiempo de hacer el balance de lo que hemos avanzado en nuestro objetivos iniciales, que tomamos de nuestros antepasados para construir una sociedad mejor, más justa, más humana y fraterna y alcanzar el bien común, que no solo es material, sino también cultural y, sobre todo espiritual. ¿Estamos más cerca o más lejos de estos propósitos?
Esta reflexión debemos hacerla como peruanos y como ciudadanos, pero también como creyentes, porque ya en los días de la Independencia se hablaba de un modelo de ciudadano que debía reunir ciertas cualidades para el desempeño de la función pública, entre las cuales estaba ser honesto, honestidad que debía ser públicamente reconocida; tener una preparación intelectual para poder ofrecer soluciones viables para los problemas que se vivían; debía ser virtuoso; debía tener valores morales; y se llega a proponer que debe ser persona religiosa. Es decir, la religión iba unida a la actividad política.
Esto nos lleva a la reflexión de hoy: patriótica y religiosa, el orden de nuestras prioridades debe ser Dios, como creyentes; patria como ciudadanos, parte de una comunidad nacional; y familia como parte de la célula básica de la sociedad.
Que esta novena nos ayude en nuestro crecimiento espiritual y nacional. Recuerden también que nuestro distrito tiene como símbolo del barrio a nuestra Madre Auxiliadora.
Tomado originalmente de https://jabenito.blogspot.com/2021/05/en-basilica-de-mariaauxliadora-d.html
Blog del Doctor en Historia, José Antonio Benito Rodríguez.
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