Three business mans with a paper bag on the head - with question mark

Ha surgido en Estados Unidos, en el siglo diecinueve, la filosofía del pragmatismo cuyo pretexto metafísico es el materialismo. Es el siglo donde se confundía ciencia con ideología como podemos observar en el pensamiento de Carlos Marx. Esta filosofía del Pragmatismo tiene actualmente mucha aceptación.

Para ellos todo lo que existe en el mundo son partículas físicas y también sus propiedades y relaciones. La dignidad humana no puede fundamentarse sobre una dignidad interna del individuo, como decía la modernidad porque la persona no es un individuo, sino un producto del entorno material.

La física es causa de la química, la química es causa de la biología, la biología es causa de la fisiología, la fisiología es causa de la psicología y de la economía.  Los ideales y fines forman parte de la materia sólida de la experiencia física y social. No hay un a priori de principios o de valores. Nadie tiene principios o valores. Los valores que tenemos están íntimamente ligados al mundo físico y biológico. El “bien” es el objetivo, pero no como valores sino como intereses materiales del individuo. La materia, por medio de las ciencias naturales y sociales expresadas en el lenguaje, define todo. El interés es la fuente del valor y no al revés. Las normas o valores deben ser verificados o comprobados como cualquier hipótesis empírica.  Todos nuestros pensamientos y sentimientos son procesos cerebrales, son estados de del órgano físico- químico, pero son sociales por el lenguaje. El lenguaje es la red que interconecta todos, pero es mismo lenguaje está moldeado como nuestro cuerpo por el entorno.

El pragmatismo afirma que el cerebro como fenómeno material no elimina el reconocimiento de las dimensiones culturales y sociales, pero las posibilidades y valores de la vida están determinados por las condiciones económicas. Un sistema ético no tendría sentido si desconoce las condiciones económicas. En la medida que avancen las ciencias y la tecnología, también cambiarán los “valores”.  El pragmatismo considera que los bienes materiales conseguidos por la ciencia son mayores al bien moral adquirido. Sin embargo, no se puede hacer una comparación de esta manera porque no se puede cuantificar los bienes espirituales. Puesto que ellos no creen en los bienes espirituales, confunden conocimiento técnico con conocimiento práctico. Para ellos la invención de una medicina es “moral” porque no aceptan una diferencia entre técnico y moral. Noah Harrari informa que la búsqueda de la felicidad mediante la bioquímica, la droga, es también la causa número uno de la criminalidad en el mundo. Además, los expertos en los laboratorios están trabajando para manipular la bioquímica humana por medio de medicamentos, drogas adecuadas, para asegura un placer constante porque se identifica la felicidad con sensaciones placenteras. En la medida que avanza la ciencia podría también surgir una dictadura digital de manipulación por medio de la publicidad. Se confundiría la conciencia con la inteligencia digital.

El pragmatismo significa la desestructuración de las sociedades tradicionales como, por ejemplo, la familia.  Sus filósofos afirman que no es posible un equilibrio entre la tradición cultural y el complejo científico- tecnológico que es la clave de su modernidad. Ellos quieren un cambio radical de toda la cultura. Lo que constituye la ciencia no son la fe, los principios, los sistemas, las conclusiones, las vivencias, las certezas, las verdades a priori, las intuiciones, las decisiones libres sino el método “correcto” de las ciencias naturales que trae las transformaciones materiales y éstas a su vez de la cultura a partir del determinismo de la materia. De esta manera se entiende su afirmación de que los pueblos no podrán adquirir la ciencia y la tecnología si no asumen sus presupuestos metafísicos. Su presupuesto es la materia como origen de todo que se conoce por la experimentación.

Solo lo que puede ser objeto de observación científica es realidad y las investigaciones dependen de las reglas metodológicas. Este enfoque positivista realiza una abstracción, porque se limita todo a la realidad material en cuanto se presta para una descripción exacta matemática, y por lo tanto no coincide con la experiencia humana integral. La pregunta y mucho más la respuesta por el sentido último de las cosas no las pueden dar las ciencias naturales. La única respuesta es la fe de los que creen en Dios como el origen de todo y la respuesta de los ateos que creen en la materia.

El progreso de las ciencias y de la tecnología no nos protege contra la barbarie. Declarar la libertad como un proceso necesario material en el cerebro es desconocer la libertad y elimina la dignidad de la persona humana.  La filosofía materialista desconoce la riqueza de la libertad que orienta las acciones del ser humano de acuerdo a las virtudes.

Por Fray Johan Leuridan Huys