Homilía del Domingo XVI del Tiempo Ordinario: Seamos fieles al Buen Pastor

En este domingo dieciséis, en el ciclo B, celebramos un domingo del Buen Pastor y a esto se nos invita en las lecturas.

Meditemos con profundidad la responsabilidad que tenemos ante Jesucristo tanto los pastores como las ovejas.

  • Jeremías

Nos presenta como un desahogo del buen pastor que es Dios y se preocupa por su pueblo Israel. Dice así:

“A los pastores que pastorean a mi pueblo”, es decir a aquellas personas que de una u otra forma enseñan al pueblo la Ley de Dios y cómo caminar hacia Él:

Pide cuentas de lo mal que han tratado a las ovejas que Dios les ha confiado y les hace responsables de tantas ovejas que se han apartado de Dios.

Por otra parte, pide también a las ovejas que no descuiden las enseñanzas que Dios mismo les dará a través de pastores buenos y sacrificados y sobre todo promete que un día llegará el gran Pastor que será su propio Hijo y que hará justicia y derecho en toda la tierra.

Incluso llega a llamarlo con este nombre compuesto “el Señor nuestra justicia”.

  • Salmo 22

Se trata del salmo tan querido en el Antiguo y en el Nuevo Testamento y que en gran parte sabemos de memoria. Es como una convicción de la cercanía con que Dios nos cuida a todos nosotros:

“El Señor es mi pastor, nada me falta. En verdes praderas me hace recostar… Él me guía por el sendero justo”.

Teniendo a Dios nada temo.

Qué hermoso repetir varias veces en el día las primeras palabras del salmo y confiarnos al cariño del Buen Pastor.

  • San Pablo

En su carta a los Efesios el apóstol nos habla del mismo Buen Pastor, Jesús, que como tal ha unido a los dos pueblos, los israelitas con los paganos, derribando con su propio cuerpo “el muro que los separaba, el odio”.

Él, con sus reglas y normas, regalo del Evangelio, nos ha reconciliado a todos los hombres.

De esta manera todos podemos acercarnos al Padre, gracias a Jesucristo, con un mismo Espíritu Santo.

Esa es la obra del Buen Pastor que dio la vida por todos.

  • Verso aleluyático

Este versículo nos recuerda la relación entre las ovejas y el pastor, con estas palabras de Jesús:

“Mis ovejas escuchan mi voz y yo las conozco y me siguen”.

  • Evangelio

Narra el regreso de los apóstoles después de su misión. Se reúnen todos con Jesús y cuentan con sencillez todo lo que han hecho y cómo les ha ido durante la predicación.

El Buen Pastor les invita a descansar un tiempo juntos porque no tenían, dice San Marcos, “ni tiempo para comer”.

Así permanecieron descansando y después, Jesús, misionero inquieto, siente lástima al ver cómo le siguen las gentes y advierte el evangelista que “se puso a enseñarles con calma”.

Dos enseñanzas encontramos en este párrafo especial del Evangelio:

+ El hecho de que los misioneros sean inquietos para atender a la gente con calma.

+ El saber compartir cómo les ha ido a la hora de evangelizar. Compartiendo con sencillez el discípulo se siente feliz.

José Ignacio Alemany Grau, obispo