Homilía del Domingo XXI del Tiempo Ordinario: ¿Por qué los últimos serán los primeros?
En este domingo estamos invitados a la parusía, a cuya felicidad Dios nos llama para que gocemos eternamente con Él.
- Isaías
El capítulo 66 de Isaías nos lleva a meditar el fin de la parábola del Evangelio de hoy.
Según el profeta, Dios «vendrá a reunir a las naciones de toda lengua» para que puedan ver la gloria del Señor.
En el párrafo se unen la grandeza de Dios y la grandeza de la ciudad santa, Jerusalén, hacia donde vienen trayendo toda clase de ofrendas y bendiciones.
- Salmo 116
Se trata del salmo más corto de todos y que, sin embargo, es una invitación para que todas las naciones se unan en la alabanza del Creador:
«Alabad al Señor todas las naciones; aclamadlo todos los pueblos».
- Carta a los hebreos
Se trata de un interesante párrafo muy conocido, en el cual se nos recuerda la importancia de la corrección: «Hijo mío, no rechaces la corrección del Señor».
La motivación es muy clara e importante: «El Señor reprende a los que ama y castiga a sus preferidos».
Por consiguiente, la corrección directamente del Señor o a través de nuestros padres y educadores, es una prueba del amor que nos tienen y del futuro que nos desean, porque si es cierto que «ninguna corrección nos gusta cuando la recibimos, sino que duele; pero después de pasar por ella nos da como fruto una vida honrada y en paz».
En nuestra sociedad, muchas veces, se rechaza la corrección por el orgullo de creernos perfectos y de que no necesitamos que nadie nos corrija. Pero, lamentablemente, los frutos que observamos revelan el declive de nuestra sociedad.
- Verso aleluyático
Nos recuerda, una vez más, estas palabras con las que Jesús se define a sí mismo:
«Yo soy el camino y la verdad y la vida».
Qué importante es tenerlo en cuenta, porque solamente a través de Jesús se puede llegar al Padre.
- Evangelio
San Lucas, como de costumbre, va acompañando a Jesús y a los suyos en el camino hacia Jerusalén. Se entiende hacia el holocausto final.
Por el camino, uno le pregunta:
«¿Señor, serán pocos los que se salven?»
La verdad que es un poco negativa la pregunta.
La respuesta de Jesús es más interesante porque huye la respuesta con una invitación: Aquí de lo que se trata es de esforzarse «en entrar por la puerta estrecha».
Y a continuación, la respuesta indirecta de Jesús está bien clara: Hay que estar preparados para entrar a tiempo mientras esté abierta la puerta, porque «cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta os quedaréis fuera» y no habrá forma.
Jesús nos presenta a los que se han quedado fuera del reino dando gritos y explicaciones:
«Hemos comido y bebido contigo. Tú has enseñado en nuestras plazas».
La respuesta del Señor es muy dura:
«No sé quiénes sois. Alejaos de mí, malvados».
Tengamos en cuenta que no nos da la seguridad del cielo el haber escuchado al Señor y comido con Él.
Se trata de la verdad de la vida.
Aquí se une la lectura de Isaías de hoy con el evangelista:
«Vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur y se sentarán a la mesa en el reino de Dios».
Por eso, termina Jesús diciendo que hay muchos que encontraron el reino a última hora y serán los primeros.
La respuesta que no ha dado Jesús, para nosotros ahora sí está clara: se salvarán todos los que entren en el reino a su debido tiempo.
Aprovechemos mientras es posible la salvación que Jesús nos regala.
José Ignacio Alemany Grau, obispo

Redentorista. Obispo Emérito de Chachapoyas y escritor. Cada semana comparte a ‘Perú Católico’ su Homilía dominical.