Y ¿Sobre qué hay que dialogar?

peru-catolico-felicidadSegún afirman unas «investigadores» de las universidades estadounidense de Yale y Denver, así como de la universidad Hebrea de Jerusalén, «la felicidad no debe ser concebida como algo universalmente bueno e incluso perseguir la felicidad puede hacer que la gente se sienta peorLas personas que quieren sentirse más felices pueden elegir entre una multitud de libros que les guíen sobre cómo hacerlo. Sin embargo, fijar una meta de la felicidad puede ser contraproducente»[1]. Además, «las investigadoras señalan que una de las muchas desventajas de la felicidad es que las personas que luchan por encontrarla pueden terminar peor que cuando comenzaron»[2].

Todo ser humano sabe que desea ser feliz y su interior se lo reclama. Sin embargo descubrir qué lo hace feliz y cómo serlo, es un camino no siempre fácil; más aún cuando encontramos, como lo muestra este «estudio», posturas que en vez de aclarar el panorama, más bien lo enturbian. La dificultad en sí misma de buscar ser felices, la desorientación que algunos caminos generan y la multiplicidad de ofertas (muchas veces vacías) y los engaños y la premura por encontrar felicidad falsas, no juegan a favor. No en vano mucha de la generación en la que vivimos padece de una enfermedad casi generalizada: la tristeza. Siendo ésta una sociedad que a nivel de avances científicos y tecnológicos ha dado saltos inimaginable, y teniendo muchísimas cosas a la mano, es curioso que a la par sea una generación tan desilusionada y a veces triste. Las depresiones, sus diagnósticos y múltiples terapias, hablan de que algo no anda bien.

Entonces a la necesidad de buscar la felicidad y la verdad, se le suma la lucha por no extraviarse en el camino y caer en estos agujeros negros. El panorama presenta pues dos horizontes: el positivo y el negativo. El de encontrar la verdad, y el advertir los posibles desvíos.

peru-catolico-felicidad2En el primer campo, el diálogo versará en torno a los anhelos del hombre, como su búsqueda de paz, de conocerse a sí mismo, de amar y ser amado, de estar alegre, de realizarse como persona y hacer el bien, la búsqueda de respuestas frente al dolor y a la muerte, o el responder a preguntas trascendentales como de donde venimos o a donde vamos. En esta búsqueda humana la Iglesia tiene el derecho (y deber, por mandato divino) de orientar, de exponer sus posturas y enseñar. Si se les escucha con atención o no, si se le quiere seguir o no, será un paso posterior a la enseñanza. Como siempre, la Iglesia no obliga o coacciona, sino persuade desde la verdad y los argumentos, asistida siempre por el Espíritu Santo. Pero en la búsqueda común del bien, así como entrarán en ayuda varios agentes sociales, la Iglesia puede ejercer su derecho.

Hay un segundo derecho que la Iglesia puede invocar: el de cuestionar lo ona de ese camino hacia la felicidad. Pero ¿Qué obstáculos y errores son hoy los más peligrosos para la búsqueda de la felicidad en la sociedad? Sin duda la lista es amplia, y podríamos generalizarlos en el dato del pecado, pero como al público al que mayoritariamente nos dirigiremos no es creyente o tiene sus reparos con los datos de fe, habrá que buscar otro tipo de categorizaciones. Y si bien el número de desafíos, problemas y errores es enorme, debemos encontrar alguno o algunos que engloben buena parte de los problemas y a los cuales enfrentarse signifique enfrentar la raíz de muchos males. Ello ¿Cuál sería?

peru-catolico-felicidad3Siguiendo las enseñanzas de Joseph Ratzinger, posteriormente Benedicto XVI, pienso que uno de los grandes males causante de muchos otros problemas es el relativismo. Por lo cual en la comprensión de su doctrina y postura, y en la respuesta a ello, podríamos encontrar camino para desbaratar varios de los obstáculos que alejan al ser humano hoy de su felicidad. Entonces, siguiendo la lógica, podemos decir que la Iglesia hoy tiene derecho de hablar del relativismo como causante de no pocos males, describirlo, evidenciarlo y rebatirlo. Y con ello, no estaría haciendo ningún mal, y más bien, estaría ejerciendo el derecho que, por ser un actor más de la sociedad, tiene como todas las demás personas de opinar y querer orientar hacia el bien.

[1] Ver: http://www.tendencias21.net/La-busqueda-de-la-felicidad-provoca-frustracion_a6616.html.

[2] Idem.