La Inmaculada alumbra nuestra esperanza en tiempos de COVID en el Perú

Con el lema ¡María, alumbra nuestra esperanza! el Movimiento de Santa María convocó a la sociedad limeña para la Vigilia de la Inmaculada en este  7 de diciembre, de 8 p.m. – 10 p.m. en la emblemática Iglesia de Santa María Magdalena Pueblo Libre (Lima), tan acogedora y servicial gracias a los Padres Agustinos Recoletos.. Este año sólo 30 fieles pudieron estar de modo presencial, mientras que muchos más lo vivieron de modo virtual.

Comenzó con el rezo del Santo Rosario que fue comentado en sus cinco misterios por cinco laicos, profesionales, una madre de familia, un médico que nos compartió su dedicación en tiempos del covid.

De la habitual alocución laical se hizo cargo José Antonio Benito, quien se refirió al lema de la Vigilia María como luz y calor que alumbran y encienden nuestra esperanza en medio de la desafiante prueba de la pandemia. instando a todos los presentes a contemplar a la Inmaculada del bello retablo barroco para salir “empapados” y fieles al Papa, “Ensantados” y con el deseo de seguir la ruta de los santos, beatos y siervos de Dios del Perúy, y “encendidos” en amor de Dios y del prójimo como nos refiere la nueva encíclica Fratelli tutti, viendo con sabor a Evangelio.

Presidió la santa Misa el Padre Santiago Manso, capellán del Movimiento Santa María quien –además de brindar el sacramento de la reconciliación a los fieles- alentó a vivir la coherencia cristiana como María llenos de gracia.

Con entusiasmo y afecto todos los fieles participaron con devoción en la que para muchos era la primera celebración desde que comenzó la pandemia, orando por los enfermos, los fallecidos, los que viven dramáticamente en estos momentos, tomando como referencia lo que el Papa Francisco nos compartió en su viaje del 2018 ante la Inmaculada Virgen de la Puerta como “Madre de la Misericordia y de Esperanza”, que nos muestra el camino y nos señala la mejor defensa contra el mal de la indiferencia y la insensibilidad. Ella nos lleva a su Hijo y así nos invita a promover e irradiar una «cultura de la misericordia, basada en el redescubrimiento del encuentro con los demás: una cultura en la que ninguno mire al otro con indiferencia ni aparte la mirada cuando vea el sufrimiento de los hermanos».

A pesar de lo desapacible del tiempo, una luz brilló en el corazón de todos, María, Estrella de Esperanza.