‘La leyenda negra’: Segunda forma para descalificar a la Iglesia Católica

peru-catolicoEn la antigüedad algunos crearon historias para difamar a la Iglesia, exagerando errores que pudo cometer (como institución humana que también es), o mintiendo y adjudicándole hechos que nunca sucedieron. Están las famosas historias o leyendas negras acerca de su participación en la conquista de América, o los casos de Galileo o la Inquisición. Pero hoy pareciera existir nuevos motivos para desarrollar estas leyendas negras: en concreto algo terrible que ha sucedido; hablamos de la pedofilia realizada por algunos miembros de la Iglesia. Nadie discutirá acerca de este drama, de la decepción que significó y de ser un mal monstruoso y terrible. De lo malvado de los que lo perpetraron y sus encubridores. Sin embargo de allí a la generalización de afirmar que los sacerdotes son así, que la Iglesia ha encubierto esto, y que el celibato es el culpable, para concluir que ningún joven debe ya acercarse a un sacerdote, es no solo un error lógico de exageración sin fundamento, sino una estrategia. Una nueva leyenda negra.

Al no ser materia de este capitulo la pedofilia en la Iglesia, lo dejaremos allí para solo mostrar cómo hay personas que buscan generar estas leyendas negras, estas historias falsas o exageradas para que queden y se repitan, desprestigiando a la Iglesia y generando ante ella, pánico.

peru-catolico2Hablar de leyenda negra es sinónimo de elaborar y difundir una mentira para desprestigiar a alguien, circulando dicha mentira para primero hacerla creíble, y luego introducirla como parte de la historia, de modo que sea repetida de generación en generación. Un hito importante de esta estrategia se remonta al siglo XVI cuando para generar una propaganda anti española, algunos países europeos difundieron exageraciones y mentiras sobre el comportamiento de España en la conquista americana. Estas afirmaciones fueron reproducidas y luego repetidas, para convertirse en aparente dato histórico. De este modo no solo se denigra a una persona, a una institución o nación, sino que genera en sus miembros un sentimiento de culpa que arrastrará por mucho tiempo y del cual se basarán quienes inventaron la historia para de alguna manera someter y dominar.

Pongamos un ejemplo sucedido hace no mucho en algunos países de América Latina donde el flagelo del terrorismo hizo mucho daño. Pues bien, algunos miembros de estos grupos terroristas y de corte de izquierda, se adelantaron en el ver que su lucha armada fracasara, pero como no querían terminar encarcelados, pensaron una estrategia: reescribir la historia y la moral. Entonces empezaron a «copar» organizaciones promotoras de los derechos para, primero, reescribir la historia. Entonces ya no llamarían terrorismo a los actos cometidos por los terroristas, sino lo llamarían «lucha interna»; es decir, el terrorista malvado y asesino se convertía en luchador social de uno de los bandos (cual guerra civil). Por lo cual ya no tenían una responsabilidad delictiva sino que eran una facción de la pelea entre hermanos de un mismo país. El segundo medio fue el de extender esta «nueva historia» con propaganda estatal, comisiones buscadoras supuestamente de la verdad, museos, enseñanzas en universidades y bibliografía. Así, este trabajo lento y dedicado, silencioso al inicio, tendría luego de 20 años un efecto tremendo: las nuevas generaciones ya no conocerían la historia real del terrorismo que asolaba las ciudades, sino una nueva historia que narraba el conflicto entre hermanos de un mismo país en donde había dos bandos, iguales en ideales y derechos, y entre los cuales hubo también exageraciones y delitos. Listo, la nueva historia esta copada y sellada para la posteridad.

El ejemplo aquí narrado, que para personas de más de 40 años les sonará hoy muy familiar, es el mismo que se ha seguido y se sigue hoy en aras de buscar desprestigiar a la Iglesia, y así retirarla del diálogo. Generar sea censurada en la sociedad y así no se le deje participar en la búsqueda del bien común.

peru-catolico3El pensamiento único desea generar en la sociedad, de modo organizado y sistemático pero encubierto, una historia distorsionada sobre la Iglesia. Hacer que se crea su versión. Y para ello dispone de canales de televisión, reportajes, noticias que se repiten de un lado a otro. Y como dice el dicho, «miente que algo queda». Por lo tanto elevar el nivel del diálogo, exigir fundamentos, desmontar las mentiras, enfrentar las relativizaciones y buscar la verdad, serán medios indispensables en aras de no dejarse engañar por esta cultura de la falsedad y por esta nueva ola de leyendas negras contra la Iglesia.

Para ello necesitamos formarnos, informamos y saber bien de la fe y su historia, de modo que podamos enfrentar este ataque sutil y bien organizado del pensamiento único.