Madre se negó a abortar a sus gemelos y hoy son sacerdotes
La ecografía no pintaba bien, pero ella quiso aceptar lo que fuera que Dios quisiera enviarle
¿Qué harías si te dijeran que estás embarazada de un niño con dos cabezas y miembros adicionales? ¿Y si los médicos te dijeran que deberías abortar porque un embarazo tan difícil podría ponerte en peligro?
Rosa Silva afrontó esta situación en Chile en 1984. Decidió rechazar el aborto y aceptar “lo que Dios me envíe”. La diócesis de Valparaíso, Chile, debe sus dos primeros sacerdotes a esa decisión: los hermanos gemelos padre Paulo y padre Felipe Lizama.
En la actualidad, con ocho años de ejercicio del sacerdocio, están entusiasmados con su ministerio y emplean los medios sociales para evangelizar.
Sus padres, Rosa y Humberto, no podrían haber imaginado hace 36 años que hoy tendrían a dos hijos gemelos idénticos sacerdotes dando misa en directo a través de streaming en Facebook.
Cuando Rosa fue a una revisión después de saber que estaba embarazada, el médico realizó una ecografía y pensaba que lo que veían en la pantalla era un bebé con serias deformaciones (por la descripción, probablemente gemelos siameses inviables), un embarazo que podría poner en peligro la vida de Rosa.
El médico recomendó un aborto “terapéutico” como solución.
“A mi mamá le dijeron que abortara (…) pero ella no quiso, optó por la vida aunque en ese tiempo se podía [abortar], ya que ella estaba supuestamente en riesgo”, contó Paulo a ReL.
El aborto “terapéutico” era legal en Chile por entonces, se ilegalizó en 1989 y volvió a legalizar en 2017.
El padre Felipe contó a Aciprensa que no están seguros de si el médico malinterpretó la ecografía o si el Señor intervino en el embarazo para que nacieran unos gemelos sanos.
Fuera como fuese, el padre Paulo afirma: “Siempre pienso con especial cariño y ternura en el corazón de mi mamá que daba su vida por mí, por nosotros”.
Los gemelos nacieron sanos el 10 de septiembre de 1984, con 17 minutos de margen (Felipe es el mayor de los dos). También tienen una hermana, Paola, que es 4 años mayor.
El camino del nacimiento al sacerdocio no fue exactamente recto y sencillo.
Aunque tanto Felipe como Paulo se criaron como católicos practicantes, durante un tiempo su entusiasmo por jugar al fútbol se interpuso en su asistencia a la misa de domingo.
Por entonces, cuando los chicos tenían 14 años, sus padres se separaron y Felipe y Paulo empezaron a pasar más tiempo implicados en la Iglesia. No había mucho más que hacer en el pueblo, contaron a ReL.
Para cuando cumplieron 16 años, habían dejado de jugar al fútbol y estaban más implicados en la Iglesia que nunca (aunque aún hoy en día siguen siendo enérgicos aficionados al deporte). Entraron en el seminario a los 18 años.
Uno podría pensar que hacerse sacerdotes fue una decisión que discernieron juntos, ya que los gemelos tienen reputación de compartir todos sus secretos.
Sin embargo, dicen que ambos mantuvieron su discernimiento vocacional en secreto, porque no querían influir en las decisiones vitales del otro.
A cada uno le atraía el sacerdocio a su manera, aunque el resultado final fue el mismo. Según contó Paulo a Aciprensa: “No sé quién de los dos sintió primero el llamado. Creo que Dios hizo muy bien las cosas, para salvaguardar la libertad en la respuesta”.
El padre Paulo, en el día de su ordenación, dijo: “Compartimos las mismas experiencias y el mismo llamado de Jesús para compartirlo con todos”.
Hablando sobre el llamado al sacerdocio, el padre Felipe cuenta a Aciprensa: “Dios no juega con nosotros. Quiere que seamos felices y el sacerdocio es una vocación hermosa y que nos hace plenamente felices”.
El padre Pablo declara: “Jesús, la Iglesia y el Mundo nos necesitan. Pero no necesitan a cualquier joven: necesitan a jóvenes empoderados de la verdad del Dios, de modo que su vida misma transparente vida, la sonrisa muestre esperanza, la mirada muestre fe y sus acciones muestren amor”.
Los gemelos se enteraron de la historia de valentía de su madre durante su embarazo cuando ya estaban en el sexto año de sus estudios de seminario.
Ellos consideran este acontecimiento temprano como algo providencial: Dios los había llamado desde la eternidad y el amor y generosidad de su madre lo hizo posible, contaron a Aciprensa.
El padre Paulo dijo: “¿Cómo no defender la vida? ¿Cómo no predicar al Dios de la vida? Este acontecimiento potenció mi vocación, le ha dado una vitalidad específica (…). Estoy convencido de lo que creo, de lo que soy y de lo que hablo, claramente por Gracia de Dios”.
Después de 10 años de estudio y preparación, fueron ordenados sacerdotes juntos el 28 de abril de 2012, en la catedral de Valparaíso.
El padre Paulo dice que, incluso como sacerdotes, siguen gastando las típicas bromas de gemelos. “La gente nos confunde y yo muchas veces me hago pasar por mi hermano. Lo más chistoso es ver la reacción de las personas. Es la maldad del gemelo, un plus que no podemos dejar de explotar”. Y añade que la mayoría de las personas no se dan cuenta de que uno de ellos es zurdo y el otro diestro.
En la actualidad, los medios sociales son parte de su ministerio. Sus publicaciones en Facebook, Instagram y Twitter reflejan su alegría por el sacerdocio, su sentido del humor, su cercanía mutua y con su familia y su amor por el fútbol.
Los caminos de Dios no son los nuestros.
Rosa y Humberto Lizama se enfrentaron con una difícil decisión en la que podrían haber elegido un camino aparentemente más fácil que habría ido en contra de la ley de Dios (el aborto) pero, en vez de eso, decidieron confiar en Dios y respetar y dar la bienvenida a la vida, independientemente de lo “herida” que esa vida pudiera haber sido.
En este caso, Dios quiso bendecir esa lealtad con un regalo para los padres y para la Iglesia.
Ojalá ellos y nosotros recibamos la gracia y la fuerza para comprender y tomar las decisiones correctas con consistencia. Sin duda, Dios nos bendecirá constantemente, aunque no siempre lo veamos en el momento. Aleteia / Perú Católico.
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