Matrimonio Eclesiástico: “¿para toda la vida?”
En la actualidad, muchos matrimonios jóvenes con muy pocos años de casados están pensando y evaluando seriamente el terminar su relación conyugal, es decir, “divorciarse”. ¿A qué puede deberse esta situación tan lamentable? Veamos.
Luego de muchos años de estar acompañando a numerosos matrimonios, sean estos sacramentados o sólo por lo civil o convivientes, hemos percibido al igual que otros muchos Sacerdotes, que una de las principales causas del por qué estas rupturas en los primeros años de Matrimonio es a que la etapa del “Noviazgo está en crisis”.
Para la gran mayoría de parejas jóvenes, la etapa del Noviazgo sólo dura unos pocos meses, o como máximo, uno o dos años, no dándose a conocer adecuadamente a su pareja antes de asumir ese sagrado compromiso. De igual manera, los Novios que desean tener un Matrimonio Eclesiástico, buscan una Parroquia en donde las Charlas Pre-Matrimoniales que se ofrecen, tengan sólo unas cuantas pocas horas de duración, en vez de asistir a Talleres / Charlas realmente enriquecedoras.
Como hemos indicado en un artículo anterior, la etapa del “enamoramiento suele durar de entre unos 2 a 3 años como máximo”, luego del cual, va desapareciendo ese amor idealizado, apasionado, lleno de estrellitas, etc., y comenzar otra etapa, la misma que nos permitirá conocer y percibir realmente a nuestra pareja, es decir, “su verdadero yo interior”. Para superar esta primera etapa del amor será necesario de que este amor continúe madurando, para así tener una gran probabilidad de que la pareja que está caminando a nuestro lado sea la persona con la cual deseamos compartir nuestra vida para siempre”. ¿Es posible esto?; claro que sí.
Antes que nada, los Novios y Matrimonios Jóvenes deberán ser conscientes de que el Matrimonio Sacramentado es un “amor con sacrificio”, como el de Cristo en la Cruz (Amor Ágape u Oblativo : Amor Sublime), que lo dio todo sin pedir nada a cambio, con profunda humildad y sin egoísmo, que son las causas principales con el que se deja morir al amor, y por ende, a la relación, y al cual debemos aspirar para nuestro Matrimonio.
Además deberán tener en cuenta estas pequeñas ayudas con la cual fortalecerán su relación, llevándola en la mayoría de los casos, a que sea “para toda la vida” :
– Caminar de a tres : Yo, tu pareja y Dios. “Ver en el rostro de tu pareja, el rostro de Jesús”, al cual nunca ofenderás o maltratarás y respetarás. Debemos aferrarnos a Él en nuestros problemas y dificultades, ya que “Él se comprometió con nosotros en el Sacramento del Matrimonio”
– La “Felicidad de la Pareja” consiste en hacer feliz a nuestra pareja, y “viéndola a ella feliz,… yo seré feliz”. Desterrar el egoísmo.
– Mucha Oración en pareja, sobre todo, visitar periódicamente al “Santísimo”
– Estar conscientes de que los orígenes de cualquier discusión o desavenencia, son debidas a que la sicología del hombre y la mujer son “muy distintas y diferentes”, por lo cual, son dos caracteres y personalidades casi opuestas que viven juntas, pero por sobre todo, son “complementarias”. Debemos de conocerlas, comprenderlas y aceptarlas
– EL pilar de todo buen Matrimonio y columna vertebral de toda relación de pareja, es el “Diálogo Conyugal”, el cual va mucho más allá de una simple comunicación, y en donde se transmiten más que todo, “Sentimientos”, en la presencia de Cristo, el cual evitará que nos podamos herir. “Decirse los defectos,… con afecto”.
– “Crisis Matrimonial” : por lo general, se da en los 3 primeros años del Matrimonio, esto debido a que la convivencia de pareja comienza a experimentar el acomodo en la relación, por lo cual, las parejas “no deben de desalentarse”, por el contrario, nos permitirán fortalecer nuestra relación con lo aprendido. Luego, alrededor de los 10 años de relación surgirá la siguiente crisis, la de la rutina o tedio, para lo cual, “la pareja deberá de reinventarse”.
– Para poder pedir perdón o perdonar con honestidad y sinceridad, es preciso tener a Dios muy dentro de nuestro corazón, para mirar a nuestra pareja con otros ojos; el de la “Misericordia”. Somos humanos, y como humanos, solemos caer. Tener en cuenta de que por la gravedad de la falta, muchas veces la confianza con nuestra pareja se resquebraja, para lo cual debemos reconquistarla con un verdadero arrepentimiento de corazón y la promesa de no volver a caer.
– Conversar honestamente sobre la Sexualidad con nuestra pareja, que va mucho más allá de un simple contacto físico, y en donde abarca la totalidad del ser : Humana y Espiritual. Comprender que las causas para que se pueda cometer un adulterio en la gran mayoría de los casos, son debidas a ambos miembros y no solo a uno; no hubo un diálogo sincero.
– Aprender de que con los años el amor madura y se transforma. Esto evitará de que discutamos por cosas insignificantes o pensemos de que nuestra pareja ha dejado de querernos; como por ejemplo : ya no me abre la puerta como cuando éramos novios; ya no me besa ni me abraza como antes; etc. Es necesario conocer y comprender “Los 5 Lenguajes del Amor” : Palabras de Afirmación, Contacto Físico, Tiempo de Calidad, Detalles y Servicio.
Esto quizás no nos asegure una relación duradera para toda la vida porque siempre existirán casos excepcionales, más que todo, sicológicos, pero para la gran mayoría de Matrimonios, será un aprendizaje, y de que para estar juntos para toda la vida es necesario de que, …. “LOS DOS JUNTOS, VOLUNTARIAMENTE, LUCHEN POR SU RELACIÓN”, así como, de solicitar de algún consejo y/o ayuda de matrimonios con sólidos testimonios de vida en común, o de su Sacerdote de confianza.
Por Edith y Hugo García
Área que publica artículos de varios autores católicos para ayuda y formación a los enamorados, novios, y de manera especial a los matrimonios y familias.