PERÚ: Peregrinación ‘Una caricia a Jesús Eucaristía’, un acto de desagravio

Durante tres horas, los fieles devotos del Divino Niño del Milagro Eucarístico, participaron con devoción en la peregrinación “Una caricia a Jesús Eucaristía”, un acto de desagravio a la Eucaristía. En el camino se turnaron para llevar en brazos una custodia gigante en cuyo centro había tres corazones entrelazados.
Convocados por el grupo católico Milagro Eucarístico Perú 1649, los fieles, hombres, mujeres y niños, partieron desde el arco de Monsefú, vistiendo una camiseta blanca con el logo impreso que decía: “Eten. Ciudad Eucarística”. En la parte posterior del polo se leía: “Milagro Eucarístico Perú 1649”. En la parte de adelante iba también una Biblia gigante con citas relacionadas a la Eucaristía.

Durante todo el recorrido se escuchaban rezos del rosario y cánticos al Niño Jesús y a la virgen María, así como vivas a la Eucaristía, al Niño del Milagro, a la Iglesia Católica Peruana y al Papa Francisco. La caravana de fe llegó al parque principal de Ciudad Eten a las 11:00 am, para participar en la misa de feria de medio año en honor al Divino Niño, en el atrio de la iglesia Santa María Magdalena.

“Que nuestro Divino Niño del Milagro Eucarístico derrame bendiciones a todos los hermanos que hoy participaron en la peregrinación ‘Una caricia a Jesús Eucaristía’. Agradecemos al P. Samuel David Miranda quien nos acompañó durante toda la peregrinación. La Santa Misa fue presidida por el P. Juan José Miranda Cilla, quien nos recordó la importancia de estar siempre al lado del Niño Jesús y tener un corazón limpio”, resaltó Jesús León Ángeles, coordinadora del grupo católico que tuvo a su cargo esta singular demostración de fe católica.

El grupo Milagro Eucarístico Perú 1649, agradeció, asimismo, a todas las personas que desinteresadamente los apoyaron. “Elevamos nuestras oraciones por nuestro obispo Guillermo Cornejo Monzón y P. Nolberto Cubas, de Ciudad Eten”, dijeron finalmente.

El Milagro de Eten

Ciudad Eten, se ubica a 20 kilómetros al oeste de Chiclayo (región Lambayeque), y fue allí donde el 2 de junio de 1649 –mientras se celebraba la víspera de la Fiesta de Corpus Christi– apareció por primera vez en la hostia consagrada el Niño Jesús con cabello rubio, vestido con una túnica granate. Una segunda aparición ocurrió el 22 de julio, del mismo año, durante la misa oficiada en honor a la patrona de Ciudad Eten, Santa María Magdalena. Esta vez el Niño Jesús vestía una túnica morada y luego la visión se transformó en tres corazones entrelazados entre sí. La interpretación dada a esta última aparición fue que simbolizan el amor del Padre con su Hijo, bajo la inspiración del Espíritu Santo.