Recordando al P. Luigi Bolla, SDB (1932-2013), ¡Una bendición para el Perú!

El Archivo Histórico Salesiano del Perú, que custodia su valiosa colección documental y fotográfica, un auténtico tesoro histórico y etnográfico, nos recuerda que un día como hoy, se cumplen cuarenta años de la llegada del Siervo de Dios Luis Bolla al Perú para incorporarse definitivamente a la Inspectoría Salesiana Santa Rosa de Lima. Desplegó su labor entre nosotros desde febrero de 1984 hasta su fallecimiento en Lima en febrero de 2013. Parte de ella es el cuaderno “Ruta misionera” donde él registró, de su puño y letra, su actividad entre los Achuar del Perú. Su primera fecha es justamente su llegada a Lima, el 8 de febrero de 1984, un día como hoy hace 40 años.

El P. Luis Bolla, SDB, nombrado como “Yánkuam” en Achuar, nació en Schio (Vicenza) Italia, el 11 de agosto de 1932 de una familia muy creyente. A los 7 años empezó a frecuentar el Oratorio Salesiano. Las narraciones de los misioneros lo motivaron vocacionalmente. A los 11 y 12 años, en la capilla del Oratorio escuchó una voz que le decía: “Tú puedes ser sacerdote, y misionero. Caminarás mucho en tu vida”. Su sueño era vivir para siempre en alguna de las selvas del planeta, con la única finalidad de hacer conocer y amar a Jesús.

Con gran emoción, el 22 de noviembre de 1953 salió del puerto de Génova para Ecuador. Tenía 21 años. Aprendió rápidamente el español y la lengua Shuar para trabajar por la etnia. Ordenado sacerdote, le pide al Señor: poder aprender las lenguas indígenas, ir siempre a los lugares más lejanos y difíciles entre los indígenas, ser instrumento del Señor para que tengan el don de la gracia de Dios para salvarse.

Posterior a su profesión perpetua en 1952 en Cuenca, recibe toda su formación teológica en Bogotá, Colombia, siendo ordenado sacerdote el 28 de octubre de 1959. Siempre con la étnia Achuar, es transferido de la Inspectoría de Ecuador a la Inspectoría de Perú en 1984. Y desde 1992 a trabaja en el Vicariato de Yurimaguas, Perú (hoy diócesis), hasta el 2010, año en el cual es trasladado a Kayun como párroco.

Don Bolla, o como es conocido en Achuar, Yánkuam Jintia, que significa “estrella Venus y camino”,  es autor de cuatro libros en castellano y lengua Achuar; por lo cual se considera de gran ayuda a la conservación y al conocimiento del rico patrimonio de la cultura Achuar. Efectivamente al ver que los shuar estaban siendo atendidos y los Achuar estaban abandonados, iluminado por Dios pidió entregarse a ese pueblo. A los superiores les solicitó: no ir a las misiones como conquistador, que respetará y defenderá sus tierras, que pudiera vivir como ellos pero conservando su identidad sacerdotal y religiosa, y confiaría plenamente en la Providencia sin pedir nada a los superiores.

Obtuvo el permiso de fundar la misión de Wichim con los Achuar. Estuvo 30 años en Ecuador y 30 en Perú. Llega al Perú en 1984 para trabajar en el Vicariato Apostólico de Yurimaguas. Le esperaban años de soledad y aislamiento debido a las distancias y a la falta de una comunidad religiosa. Se identificó con el pueblo Achuar. Y, a pesar de los peligros y amenazas de todo tipo, no perdió nunca la confianza en Dios. Siguió investigando las costumbres, etnología y cultura de ese pueblo. Su misión principal era siempre anunciar el Evangelio a todos los Achuar a quienes quería como hijos.

El P. Luis Bolla no limitó su labor a anunciar la Palabra de Dios, sino se esmeró para acompañar al pueblo Achuar en su organización, fomentó la educación, y cuidó de la salud y el desarrollo alternativo de este pueblo. Escribió muchos sobre esta etnia.  La vida de este gran misionero se apagó en Lima, el 6 de febrero de 2013. La vida de “Yánkuam” se ha apagado como una candela, pero como nos indica el P. Vicente Santilli, su biógrafo, su recuerdo permanece vivo, su testimonio ayudará a hacer “una Iglesia siempre en salida”. El 5 de mayo de 2017 fueron trasladados sus restos a la Basílica de María Auxiliadora de Breña, desde donde fueron traslados a la tierra donde se encarnó, y donde “hizo la opción de ser uno de ellos, vivir con ellos, como ellos y, sobre todo, por ellos” y ahora se encuentra en medio de ellos. 

El 1 de agosto de 2019 fue presentado oficialmente por el Vicario Inspectorial de la Inspectoría “Santa Rosa de Lima” P. Humberto Chávez, y por el P. Vicente Santilli, al Arzobispo de Lima (Perú), Mons. Carlos Gustavo Castillo Mattasoglio, el “Supplex libellus”, la petición oficial con la que la Congregación Salesiana, en la persona del Postulador General, P. Pierluigi Cameroni, solicita la apertura de la investigación diocesana sobre las virtudes, la fama de santidad y los signos del P. Luis Bolla, Sacerdote Salesiano de la Sociedad de San Francisco de Sales. Un testimonio original de vida consagrada, de evangelización e inculturación del Evangelio y del carisma salesiano en sesenta años, compartiendo plenamente la vida de los pueblos indígenas Shuar y Achuar de Ecuador y Perú.

Ha escrito el Rector Mayor, P. Ángel Fernández Artime: “El patrimonio espiritual y cultural del Padre Bolla es extraordinario. El inicio de su Causa de Beatificación nos permite conservarlo, profundizarlo y transmitirlo a las nuevas generaciones como respuesta significativa a los grandes desafíos que la Iglesia y la humanidad de nuestro tiempo afrontan en este momento de la historia. La grandeza de esta Causa es de gran amplitud que tiene relación con la celebración del octubre de 2019 en la Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos que reflexionarán sobre: “Amazonía: nuevos caminos hacia una Iglesia más encarnada”.  Un Sínodo que interesa a toda la Iglesia y que empieza, como hizo el Padre Bolla, por escuchar a los pueblos indígenas y a todas las comunidades que viven en la Amazonía.

Su recuerdo, aún con el paso del tiempo, sigue vivo en el pueblo donde entregó su vida. Fueron más de 50 años conviviendo con las etnias, en una zona inhóspita, alejada y en condiciones muy difíciles, en el corazón de la selva amazónica.

Del tesoro custodiado en el Archivo he tenido la suerte de leer sus apuntes de Retiros. El Padre Bolla toma nota de lo que más le impacta de las lecturas y las prédicas. De igual manera consigna bellas oraciones y personales comentarios que revelan su intimidad con el Señor y el celo del apóstol para llevar a los fieles, especialmente los achuar, el fruto de su contemplación. Les comparto lo que anotó el 8 de septiembre de 1978 en Wichin, el día de la fiesta de la Natividad de la Virgen: “Comprendo  siempre más que Tú eres celoso de tu amor y quieres de mí una donación total, absoluta y no a medias. Ayúdame, Señor, yo también lo quiero, pero soy demasiado miserable y pequeño. María, Madre de la Iglesia y también de la Iglesia achuar, mírame y conviérteme a tu Hijo”.

Les comparto el enlace del catálogo de la Colección Bolla en https://coleccionpadrebolla.pe/ para que gocen de su celo y nos convirtamos como él en protagonistas de la misión.