Santa Teresa de Ávila se enfrentó al demonio y lo venció con agua bendita

Santa Teresa de Ávila fue una religiosa, mística y Doctora de la Iglesia del siglo XVI. En su autobiografía “El libro de la vida”, relata algunas experiencias que la llevaron a la conclusión de que “no hay nada como el agua bendita para hacer huir a los demonios y evitar que regresen”.

En una ocasión, mientras se encontraba en un oratorio, se le apareció una figura abominable a su lado izquierdo. La figura tenía una boca espantosa y parecía emitir una gran llama de su cuerpo, sin sombras. El demonio le habló, advirtiéndole que ella había escapado de sus manos, pero que él intentaría atraparla nuevamente. Asustada, Santa Teresa intentó espantarlo haciendo el signo de la cruz, lo cual lo hizo alejarse momentáneamente, pero regresó rápidamente. Repitió este proceso varias veces hasta que recordó que había agua bendita cerca. Al rociar el agua bendita en la dirección donde había visto al demonio, este nunca más volvió.

En otra ocasión, Santa Teresa relató que el demonio la atormentó durante cinco horas con dolores terribles y una inquietud interna y externa insoportable. Desesperada, pidió agua bendita y la arrojó al lugar donde había percibido la presencia demoníaca. Solo después de hacer esto encontró alivio.

Santa Teresa afirmó que a lo largo de muchas experiencias, había aprendido que no hay nada como el agua bendita para ahuyentar a los demonios y evitar que regresen. Mencionó que aunque los demonios también huyen de la cruz, tienden a volver. Según ella, el agua bendita posee una gran virtud y su uso le generaba un deleite interior que la confortaba.

La santa compartió otras historias sobre el poder del agua bendita en el resto del capítulo, destacando su convicción de que todo lo que está ordenado por la Iglesia tiene una gran importancia y fortaleza.