Solo la persona que ama busca el bien de todos, por Fray Johan Leuridan

La escritora y filósofa irlandesa, Iris Murdoch, indica que los filósofos de la modernidad no mencionan un concepto que no se relaciona con los conceptos de razón, de libertad, de felicidad y de justicia: es decir, el amor. Será la critica de Nietzsche a la razón que va a liberar dimensiones nuevas. El ser humano actual muestra interés por el amor. Las historias de amor apasionan a todo el mundo. ¿Por qué hay tantas películas, telenovelas y canciones dedicadas al amor? Debe haber algo universal en el amor que logra el interés del gran público. El ser humano actual que ha perdido la confianza en la razón, en los políticos, en un proyecto de la sociedad que puede cambiar su vida, mantiene como único objetivo la búsqueda del amor.

¿Qué significa el amor? Después de siglos de silencio durante la modernidad sobre el valor del amor en la historia humana por medio de la revelación de Dios en Jesucristo, el filósofo, ateo, Luc Ferry redescubre su importancia fundamental. El compruebe que, gracias a la deconstrucción de la razón por Nietzsche, hemos redescubierto el sentido del amor que transciende la razón y los derechos. Una buena vida es una vida en la cual el amor ha transfigurado la cotidianidad y el ha dado un sentido a la existencia. Luc ferry señala a la biblia donde se encuentra la unión entre amor y conocer. Lo llama un conocimiento ampliado. En la encíclica Caridad en la Verdad de Benedicto XVI leemos: “El saber es insuficiente y las conclusiones de las ciencias no podrán indicar por sí sola la vía hacia el desarrollo integral del ser humano. Siempre hay que lanzarse más allá: lo exige la caridad en la verdad. No existe la inteligencia y después el amor: existe el amor rico en inteligencia y la inteligencia llena de amor.” El conocimiento entendido como ampliado nos invita a salir de nosotros mismos para entendernos mejor; es decir, amar y conocer a los demás. Para poder tomar conciencia de sí misma, la persona debe salir de su egocentrismo y interesarse para los otros y las cosas. Necesitamos a los demás para poder entendernos a nosotros mismo, tenemos necesidad de su libertad y también de su felicidad para poder realizarnos.

Luc Ferry explica que no se ama lo universal ni lo particular sino lo singular. Si uno se limita a las cualidades particulares o generales nunca habrá amado a una persona. Lo que se ama en el otro no es la particularidad o las cualidades abstractas sino es la singularidad que lo hace diferente a todos los demás. Montaigne decía: “se ama porque es él, porque soy yo”, pero no porque él sea bello, fuerte, inteligente” etc. Para Iris Murdoch la ética es incompleta sin el deseo de la pasión y la voluntad libre de amar. El valor de nuestra vida en la familia, en el trabajo, depende de la intensidad de nuestro amor por las personas y por las cosas. El cumplimiento de las normas es un deber, pero el cumplimiento por un amor es una pasión que sobrepasa el deber. Su existencia es el signo evidente de que somos seres espirituales que se sienten atraídos por lo justo y lo bueno. El amor señala que la virtud tiene que luchar contra auto-compasión, venganza, fantasía, egoísmo y desesperación. El amor va hacia el objeto imperfecto, para lograr lo bueno, lo justo y lo desinteresado. Por ejemplo, la madre que ama y cuida a su hijo minusválido o a su pariente anciana. Cuando el amor está en nosotros nos acompaña a todas partes. Cristo cambia los criterios mundanos que tienen la preferencia por el poder, la riqueza y la belleza. El señala, al contrario, quienes son los prójimos preferidos de Dios. Son los enfermos, agobiados, presos, pobres, el hijo pródigo que se arrepienta, el forastero, es decir los hermanos más pequeños Mateo, 25: 35,36,40).

Por Fray Johan Leuridan Huys