Perú Católico, líder en noticias rumbo al Bicentenario de la Independencia. Este artículo es escrito por el Doctor e Historiador José Antonio Benito.

Nació el 7 de noviembre de 1791, en la Villa de Santa Fe de Hatunxauxa. Sus padres fueron Juan de Dios Márquez, Sub teniente de Milicias del Regimiento de Dragones de Palma, del Partido de Jauja y Magdalena de las Casas Golpes, descendientes de españoles residentes en San Jerónimo de Tunán. Fueron sus hermanos José y Mariano también sacerdotes y patriotas. También sus tíos Bernardino Márquez, Juan de la Mata Martínez y Juan Crisóstomo Cuenca fueron perseguidos por sus ideas libertarias.

Parece que fue dominico y que en 1819 se hallaba como párroco de Huancayo, pueblo que pertenecía a la jurisdicción de los dominicos que administraban las doctrinas de Huancayo, Sapallanga, Cochangará, Pomabamba, Chongos, Chupaca y Sicaya; mientras que los franciscanos tenían lo suyo en Concepción, San Jerónimo, Matahuasi, Comas y Andamayo, Apata Orcotuna y Sincos. Confirmado como Párroco del Curato de Huancayo (20 de noviembre de 1820), juró ante Arenales su amor hacia la nueva patria y su fidelidad hacia las tropas libertarias a cuya causa legó toda su fortuna y vida.

Como Párroco de Huancayo, fue un gran y generoso benefactor de sus feligreses. Parte de sus rentas y honorarios fue destinado a construir la iglesia de Huancayo. Frente a la contraofensiva realista, Estanislao Márquez prefirió salir del valle se retiró hacia Cerro de Pasco, pensando que vivo podía servir mejor a los intereses de la Patria. En el pueblo de Ondores fue nombrado como Párroco en setiembre de 1821. Allí se dedicó de lleno a la edificación de la iglesia que estaba en malas condiciones, especialmente inició la construcción de su altar mayor. A los pocos días de haber llegado a Acobamba se topó con el enemigo y fue hecho prisionero. Rodil, al mando de un batallón, venía a acantonarse a la sierra y como lo conocía por patriota lo arrestó y lo confinó a la ciudad de Tarma. Aquí se encontró con el coronel Loriga quien ordenó su traslado a Huancayo, obligándole a servir como capellán realista del Parque General de Artillería con el cargo de auxiliar con los últimos sacramentos a los patriotas sentenciados a muerte, con «la finalidad de que escarmiente y se arrepienta de sus desquiciadas ideas separatistas».

Desde aquí fue trasladado a Tarma en 1822 como vicario del Padre Eulalio Benavides quien recibió la orden expresa de vigilar su conducta. Sin embargo, la casa parroquial fue centro de continuas tertulias a donde asistían patriotas y otras gentes con los que se reunían e intercambiaban noticias sobre el desarrollo de los acontecimientos de la lucha independentista.

Tres años llevaba como prisionero de los realistas en Tarma, cuando sucedió -el 6 de agosto de 1824- la victoriosa jornada de Junín, y las tropas colombianas entraron en Tarma. En dicha oportunidad el P. Márquez convocó al pueblo de Tarma y pronunció una «Oración Fúnebre por los Libertadores de Junín», en honor a los caídos en las pampas de Junín. 

Bolívar, conocedor de sus méritos, le demostró su aprecio personal encargándole la misión de montar y dirigir una red de inteligencia que operara en el valle del Mantaro, teniéndole al tanto de las operaciones militares realistas. Su principal aporte fue su participación directa en la jura de la independencia del Perú del 20 de noviembre de 1820, ya que se le considera redactor del Acta de Independencia que fue leída y firmada el 20 de Noviembre de 1820, ante la multitud conformada por campesinos, mestizos criollos reunidos en el camino real de los incas, hoy Calle Real. El documento refleja el espíritu libertario de los criollos anticolonialistas que se consideraban en la capacidad de poder gobernarse por sí solos sin la tutela de España a quienes los consideraban como extranjeros y usurpadores.

Estanislao Márquez estaba convencido que la única forma de suprimir el abuso y la explotación colonialista era tomando las armas y enfrentándose a las tropas de ocupación acantonada en la región central del virreinato.

Firme partidario de la Independencia, desde Ondores, escribió en 1824, a su feligreses y en realidad a todos los patriotas una apologética a la rebelión titulado «El Cura de Ondores a sus feligreses», en este documento de encendido patriotismo alabó a los combatientes y vencedores de Junín, disculpándose ante “sus parroquianos por no haber acudido a su Curato hacía tanto tiempo, por haber estado prisionero en manos de los españoles en Huancayo y en Tarma».

Su agitada vida culminó el 8 de marzo de 1879, con 88 años, siendo enterrado conforme a su voluntad en su tierra natal.

Foto del autor de esta sección y artículo: Doctor e historiador José Antonio Benito Rodríguez.

*No olvides de ingresar a este enlace en donde encontrarás todos los personajes que forjaron nuestra independencia: https://perucatolico.com/c/la-iglesia-ante-el-bicentenario/

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *