Josué 7:6 [6]Josué desgarró sus vestidos, se postró rostro en tierra delante del arca de Yahveh hasta la tarde, junto con los ancianos de Israel, y todos esparcieron polvo sobre sus cabezas.

Ezequiel 9,4-6 [4]y le dice: “Recorre Jerusalén, marca con una cruz en la frente a los hombres que se lamentan y que gimen por todas esas prácticas escandalosas que se realizan en esta ciudad”.

[5]Luego dice a los otros, de manera que yo lo entienda: “Recorran la ciudad detrás de él y maten. No perdonen a nadie, que su ojo no tenga piedad.

[6]Viejos, jóvenes, muchachas, niños y mujeres, mátenlos hasta acabar con ellos. Pero no tocarán a los que tienen la cruz. Comenzarán por mi Santuario”. Comienzan pues con la gente que se encontraba delante del Templo.

Jonás 3,6-10

[6]La noticia llegó hasta el rey de Nínive, que se levantó de su trono, se quitó el manto, se vistió de saco y se sentó sobre cenizas.

[7]Luego hizo publicar esta orden en Nínive: «Hombres y bestias no comerán ni beberán nada.

[8]Que se vistan de saco y clamen a Dios insistentemente. Que cada uno se corrija de su mala conducta y de sus malas obras.

[9]¿Quién sabe si Dios se arrepentirá y cesará su enojo, de manera que no nos haga morir?»

[10]Al ver Dios lo que hacían y cómo se habían arrepentido de su mala conducta, se arrepintió él también y no los castigó como los había amenazado.

Judit 9,1[1]Judit se arrodilló con el rostro inclinado, puso ceniza sobre su cabeza y dejó ver el saco que tenía puesto. Poner cenizas representa que eres polvo nada más.

Reconoce que eres polvo y al polvo volverás.

Génesis 3,19[19]Con el sudor de tu frente comerás tu pan hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste sacado. Sepas que eres polvo y al polvo volverás.»