El bautismo es un sacramento que borra el pecado original, nos da la fe y la vida divina, y nos convierte en hijos de Dios.

Es el primer sacramento y abre el acceso a los demás. Sus efectos incluyen el perdón de los pecados, la recepción de la gracia santificante, las virtudes sobrenaturales y los dones del Espíritu Santo, así como la incorporación a la Iglesia. Según el plan de Dios, el bautismo es necesario para la salvación.

Puede ser administrado por obispos, sacerdotes o diáconos, pero en caso de necesidad, cualquier persona puede hacerlo con la intención adecuada. El bautismo se realiza mediante la aplicación de agua en la cabeza y la fórmula trinitaria.

El catecumenado es la preparación necesaria para aquellos que desean ser bautizados después de alcanzar el uso de la razón.