El Señor de los Milagros en Japón, celebrado por peruanos

Los peruanos en Japón. Alrededor de 48 580 peruanos vivían en el País del Sol Naciente, de los cuales 33 607 tenían condición de permanentes y 11 263 eran residentes.

Acá les compartimos cómo se vivía el mes morado en el país japonés, antes de la pandemia.

Con tantos peruanos, era inevitable que se desarrolle una de las expresiones religiosas y culturales más fervorosas del país: la fiesta y procesión del Señor de los Milagros. La primera se realizó en la Iglesia Católica de Sumiyoshi en Kobe, Hyogo, el 18 de octubre del año 1992. 

«Los peruanos que participaban en la misa en español le pidieron al sacerdote de la iglesia una misa especial, con una copia del cuadro del Señor de los Milagros».

Las sedes donde se realizaban estos actos religiosos son diversas, entre ellas, Yamato de Kanagawa, Oyama de Tochigui, Isesaki de Gunma, Gyoda de Saitama, Fukuroi, Hamamatsu y Kakegawa de Shizuoka, Inabe-Ageki de Mie, Nagoya de Aichi, Konan de Shiga y Ginowan de Okinawa.

Cabe señalar que en estos lugares pondrán una cinta morada en honor al Señor de los Milagros.

Al igual que en Lima, la procesión se celebraba en octubre de cada año y cada sede tiene su estilo en el orden de los sucesos o en el papel de las mujeres, por ejemplo. Alrededor de 100 peruanos se congregan pero no van en procesión sino que se quedan compartiendo.

Muchos de ellos venden comidas típicas del Perú como arroz con pollo, causa, papa a la huancaína, turrón casero de Doña Pepa, anticuchos, entre otros.

Son cuatro tipos de participantes lo que asisten al evento del Cristo Moreno. En primer lugar están los miembros de la Hermandad de Las Nazarenas en el Perú, aunque sean pocas personas. Luego las personas muy religiosas y miembro de alguna hermandad, por ejemplo, Santa Rosa de Lima en el Perú. 

En tercer lugar, los que no tenían la experiencia de participar en la procesión en el Perú y quieren aprovechar la oportunidad para organizar la procesión en el Japón. Y finalmente los que casi no asisten a misa y no se acercan a la iglesia, pero que quiere sentirse como cristianos devotos durante la procesión.

Foto portada: Ministerio de Relaciones Exteriores.