Que gran dicha y felicidad nos ofrece Nuestro Padre Creador al confiarnos la “co-creación” de la humanidad, teniendo la posibilidad de poder traer hijos al mundo, sobre todo, esa sensación tan grande, sublime y llena de emoción que sentimos al verlos nacer y llevarlos en nuestros brazos; qué recuerdos tan maravillosos de esos momentos vividos.

Luego del nacimiento de nuestros hijos nos surgirán algunas dudas, temores, inquietudes, etc., de cómo deberemos de educarlos con el fin de que en el futuro sean unas personas de bien, respetuosas, obedientes, honestas, pues nunca fuimos preparados y formados para este gran desafío.

Lo primero que debemos de hacer es realizar mucha Oración y ponerlo todo en las Manos Misericordiosas de Dios, confiando plenamente en su “Sabiduría”, así también, en las de Nuestra Madre en el Cielo la Santísima Virgen María con su “Amor Maternal”.

Como recordamos de nuestros anteriores artículos, “DIOS es la fuente del AMOR”; en Él debemos apoyarnos para que de la misma manera, entregar y darles amor a nuestros hijos, por lo cual, es muy importante estar muy cerca de Él, escuchando lo que nos quiere transmitir a través de su Palabra, en la “Misa Dominical” o en la “Biblia”; cuánta enseñanza podemos obtener de este “Libro Sagrado”.

Lo segundo, es el de efectuar el fortalecimiento de sus “virtudes” y “valores” dentro del seno familiar, para esto, les podemos sugerir estas pequeñas ayudas :

– Uno de los factores más importantes dentro del hogar después del “Amor en la Familia”, es el de la “Comunicación”, con esto evitaremos que nuestros hijos puedan tomar caminos o rumbos errados que después no tengamos que lamentar. ¿Cómo podemos lograrlo? dándoles la respectiva confianza para que nos cuenten todas sus alegrías y penas: sus logros obtenidos y felicitarlos públicamente; sus inquietudes, problemas y temores; todo esto sin pretender callarlos o cortarlos ni interrumpirlos, de manera afable y cariñosa, que vean en nosotros personas con quienes podrán volcar toda su confianza

– Estimularlos en sus quehaceres cotidianos en el hogar, o de estudios, lo cual hará en ellos que su “Autoestima” se avive y refuerce, para que puedan alcanzar logros y metas que quizás estuvieran fuera de sus proyectos para el futuro

– Inculcar a sus hijos el deber de comenzar y terminar las actividades que realicen, lo cual  les fortalecerá la virtud de la “Paciencia”

– Inculcarles la ayuda a los demás, que hará en ellos ser más “Solidarios” y “Generosos” con el que necesite de alguna ayuda

– Seamos los primeros en disculparnos o pedirles perdón,, por un error o una falta cometida o que pudiésemos haber cometido sin querer, reforzando con esto las virtudes del “Perdón” y de la “Humildad”

– Enseñarles a “Orar”, para que su vida espiritual se acreciente y estén cada vez más cerca de Dios  

– Evitemos decirles mentiras, o que nos traten de encubrir (como p.ej., “diles que no estoy”); comunicándonos con ellos de manera sincera y abierta, que hará en ellos cultivar la “Honestidad”

– Ejercer y transmitir nuestro autocontrol, como el de no levantar la voz frente a ellos, o infringirles daños físicos o sicológicos, dando como resultado que le den un gran valor al “Respeto” y a la “Templanza”

– Asignarles pequeñas tareas en el hogar, esto, dependiendo de su edad cronológica, con el fin de que vayan adquiriendo el sentido de la “Responsabilidad”, permitiendo con ello que en un futuro sean más dedicados en sus estudios y labores profesionales

– Evitemos en todo momento de controlarlos o dirigir sus vidas restándoles su “Autonomía”, trayendo como consecuencia que se formen como personas dependientes, faltos de personalidad y autoestima, incapaces de poder salir adelante por ellos mismos ante un problema o dificultad

Estimados Padres de Familia, cultivemos siempre el Amor en nuestra familia, teniendo como modelo a la “Sagrada Familia de Nazaret”, siguiendo e imitando su camino de vida.

Por Edith y Hugo García