Homilía del I Domingo del Tiempo de Cuaresma: nadie que crea quedará defraudado

Durante estos días de cuaresma, si somos dóciles a las orientaciones de la liturgia, podremos acrecentar la fe que nos llevará a un acercamiento más profundo con nuestro Redentor.

  • Deuteronomio

Nos enseña el porqué de la ofrenda de las primicias que mandó Moisés a su pueblo.

En efecto, se trata de la gratitud de Israel a Dios que lo libró de la esclavitud de Egipto:

«El sacerdote tomará de tu mano la cesta con las primicias y la pondrá ante el altar del Señor, tu Dios».

En ese momento es el mismo oferente quien tiene una oración bien preparada y profunda contando la historia de los israelitas, a quienes Dios rescató de la esclavitud de Egipto.

Reconoce toda la historia del pueblo que, bajo la providencia de Dios, pasó de pobre y pequeño número de personas a ser propietario y dueño de una tierra «que mana leche y miel».

Ellos rogaron a Dios y el Señor los escuchó.

La oración termina así:

«Por eso traigo aquí las primicias de los frutos del suelo que tú, Señor, me has dado».

  • Salmo 90

Recuerda los detalles de Dios misericordioso y cercano que promete la ayuda a su pueblo:

«No se te acercará la desgracia ni la plaga llegará hasta tu tienda, porque a sus ángeles ha dado órdenes para que te guarden en tus caminos».

Con estos detalles tan hermosos de cercanía: (los ángeles) «te llevarán en sus palmas para que tu pie no tropiece en la piedra… Se puso junto a mí, lo libraré; lo protegeré porque conoce mi nombre, me invocará y lo escucharé». Un eco de estas últimas palabras lo encontraremos en el Evangelio de hoy.

  • San Pablo

Nos pide una fe auténtica en la Palabra de Dios y nos asegura que «la Palabra está cerca de ti: la tienes en los labios y en el corazón.

Por la fe del corazón llegamos a la justificación, y por la profesión de los labios, a la salvación».

Esto, según el mismo apóstol, se refiere a la palabra de la fe que él ha anunciado a los creyentes.

Para terminar advirtiéndoles que:

«Todo el que invoca el nombre del Señor se salvará… porque nadie que cree en él quedará defraudado».

  • Versículo

Pan y Palabra: el pan material para cada día y la Palabra, con el otro Pan (Evangelio y Eucaristía), como alimento de vida: «No solo de pan vive el hombre sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios».

  • Evangelio

¡Atrevido el diablo que de puro mentiroso, pide a Dios que lo adore!

Hay escrituristas que creen que estas tentaciones fueron porque el diablo no estaba seguro de que Jesús fuera el Dios encarnado y las preguntas eran para asegurarse de la realidad.

Haciéndose el dueño del mundo «llevó a lo alto» a Jesús y le mostró en un instante todos los reinos del mundo y, mintiendo descaradamente, le dijo:

«Te daré el poder y la gloria de todo esto porque a mí me lo han dado y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mí, todo será tuyo».

Es bueno que de este texto evangélico aprendamos por dónde van las tentaciones del diablo que nos fascina y después no nos da nada o solo algo muy superficial con que nos engaña.

A las tres tentaciones que le propone satanás, Jesús contesta con textos bíblicos para que aprendamos cómo, en la Palabra de Dios, está nuestra fortaleza.

El evangelista termina diciéndonos:

«Completadas las tentaciones el demonio se marchó hasta otra ocasión».

José Ignacio Alemany Grau, obispo