Parece que la liturgia de este domingo nos quiere explicar el tercer misterio luminoso del Santo Rosario:

“Jesús anuncia la llegada del Reino y la invitación a la conversión”.

Como estamos al comienzo de la vida pública de Jesús al principio del año, es bueno que meditemos todos en la esencia del mensaje que predicó Jesús y que pidió que nosotros también lo repitamos en nuestro tiempo.

  • El profeta Jonás

Después que el profeta quiso escaparse y Dios milagrosamente lo devolvió a la tierra de la que había huido, el Señor le pide:

“Levántate y vete a Nínive, la gran ciudad y predícale el mensaje que te digo”.

Con profunda humildad Jonás comienza su apostolado y anuncia algo muy duro:

“Dentro de cuarenta días Nínive será destruida”.

Por suerte los ninivitas hicieron penitencia y Dios los perdonó.

Las situaciones a través de la historia de la humanidad se repiten y aunque nos creamos siempre originales volvemos a lo mismo: pecar y arrepentirnos.

  • Salmo responsorial

Con el salmista pedimos: “Señor, enséñanos tus caminos”.

Nadie como Dios nos puede enseñar: “porque tú eres mi Dios y Salvador”.

Tengamos en cuenta que es Dios el que tiene autoridad para pedir a otros, pecadores como nosotros, que enderecen sus caminos y que todos “caminemos con rectitud”.

“El Señor es bueno y es recto y enseña el camino a los pecadores. Hace caminar a los humildes con rectitud, enseña su camino a los humildes”.

  • San Pablo

El apóstol nos enseña hoy que “el momento es apremiante”.

De hecho así es la vida humana, breve y enfocada siempre hacia una eternidad cuya felicidad dependerá de cómo hayamos vivido en el tiempo.

Por eso, y de una manera especial en el momento que vivimos, será bueno que mientras hagamos lo que tenemos que hacer, según las exigencias de nuestro estado de vida, lo hagamos siempre pensando en el futuro que nos espera y entonces todo lo veremos de modo muy distinto y buscando el encuentro gozoso con Dios.

Esto es precisamente lo que nos pide la idea central de este domingo.

  • Verso aleluyático

Nos repite una vez más el eje de la predicación de Jesucristo que es también lo que busca la liturgia en este domingo:

“Está cerca el Reino de Dios, convertíos y creed en el Evangelio”.

  • Evangelio

San Marcos nos presenta hoy a Jesucristo misionero, buscando sus primeros colaboradores.

Son los discípulos del Bautista del que nos habló ya el evangelista San Juan en el domingo anterior.

Lo primero que leemos hoy es el resumen de la predicación de Jesucristo que repetiremos el miércoles de ceniza y que acabamos de leer en el versículo aleluyático.

Después nos presenta el llamado de Jesús a Simón y Andrés con pocas, pero muy profundas palabras:

“Venid conmigo y os haré pescadores de hombres”.

Enseguida llamó a Santiago y a Juan, y los cuatro, dejándolo todo, siguieron a Jesús.

Está clara la enseñanza de este domingo para todos nosotros:

Acoger el Evangelio y dejar todo lo que nos pueda apartar de Dios.

Y cada uno, desde nuestro puesto, seguir eficazmente a Jesús que nos llama a todos aunque de distinta manera.

José Ignacio Alemany Grau, obispo