Perú Católico, líder en noticias rumbo al Bicentenario de la Independencia. Este artículo es escrito por el Doctor e Historiador José Antonio Benito.

Ilustrado obispo de Arequipa, forjador de los protagonistas en tiempos de la Independencia del Perú.

En el blog de su paisano de Chiclana, el periodista J. C. Rodríguez, http://elojodelaliebre.blogspot.com/2014/11/chaves-de-la-rosa-obispo-pecador-1.html, se nos comparte que “bajo la cúpula de la Iglesia Mayor de San Juan Bautista, hay una sepultura que todos hemos pisado: “Pedro José/ Obispo Pecador/ Pide sufragios./ Falleció el 26 de/ Octubre de 1819/ a los 79 años de edad.// Este Ilustrísimo/ Sabio dispuso ocul/tarse al mundo/ bajo este humilde/ Epitafio”.  La exposición “Vox Clamantis. Arte e Historia en la Iglesia Mayor de San Juan Bautista. 1814-2014” permitió exponer por primera vez el retrato del “ilustrísimo sabio” Pedro José Chaves de la Rosa Galván y Amado (Cádiz, 1740-Chiclana, 1819).

Su biógrafo arequipeño no ahorró calificativos: “Del varón mas prominente que, tal vez, de los reinos de España, haya visitado las playas de América” (Mariano de Cateriano, 1888). Y nuestro maestro P. Armando Nieto tuvo el honor de redactar su biografía para el gran diccionario elaborado por la Academia de Historia de España http://dbe.rah.es/biografias/54257/pedro-jose-chaves-de-la-rosa.

Nació en Chiclana (Cádiz) en 1740, hijo de Salvador José Chaves de la Rosa y de Rosa Violante Galván y Amado. Estudió en la Universidad de Osuna, graduándose de bachiller en Derecho y doctor en Teología. Fue nombrado catedrático de Teología Moral y rector; canónigo en la catedral de Cádiz y luego en la de Córdoba (1778). Propuesto para la sede de Arequipa, fue preconizado por Pío VI (18 de diciembre de 1786). Partió de Cádiz (7 de septiembre de 1787) y, siguiendo la ruta del cabo de Hornos, arribó al Callao el 7 de enero de 1788. Fue consagrado en Lima en el templo de San Pablo (de los jesuitas expulsos) por el arzobispo González de Reguera (23 de enero de 1788). Viajó a su diócesis y en Acarí (donde se iniciaba su territorio jurisdiccional) comenzó su visita pastoral. Ingresó en Arequipa el 26 de septiembre de 1788. Llegó hasta poblaciones que en medio siglo no habían sido visitadas por obispo alguno.

Fundó una casa para huérfanos (24 de octubre de 1788), aprobada por la Corona como Real Casa de Expósitos y Hospicio General (13 de marzo de 1794). Cuidó de la reconstrucción y reorganización del Seminario de San Jerónimo, que había quedado arruinado por el terremoto de 13 de mayo de 1784. Su obra fue renovadora, dándole amplio local y orientando la enseñanza de acuerdo con las nuevas corrientes europeas, gracias a los nuevos libros, mejora en la metodología, impulso a un nuevo profesorado que será decisivo factor para el surgimiento y desarrollo de las instituciones arequipeñas que marcan los primeros momentos del naciente Estado peruano: la Academia Lauretana, el Colegio Independencia y la Universidad de San Agustín. De igual modo, surgen hombres que jugarán un rol protagónico como Andrés Martínez, Luna Pizarro, Benito Lazo, González Vigil, José María Corbacho…

Puso singular empeño en la regeneración de la diócesis. No le faltaron resistencias por parte del clero y de conventos relajados. Por sus diferencias con el cabildo secular, el intendente, las monjas de Santa Catalina…renunció al obispado y viajó de Arequipa al Callao en 1804, permaneciendo en Lima hasta 1809, fecha en que viajó a España acompañado de su joven y fiel secretario Francisco Javier de Luna Pizarro (quien llegó a ser presidente del primer congreso del Perú y arzobispo de Lima entre 1843 y 1855).

Su llegada a España coincidió con la guerra contra Napoléon. Residió en Cádiz, donde conoció a varios diputados a Cortes; nombrado presidente de la Junta Suprema de Censura promueve la eliminación de la Inquisición. La Junta de Regencia, le otorga en 1813 el título de Pro-Capellán de Palacio, Limosnero Mayor del Rey y Patriarca de las Indias, e igualmente Vicario General de los Ejércitos y la Armada.

Por testamento de 24 de noviembre de 1792, legó sus bienes para la sustentación del orfanato de Arequipa que aún hoy persiste. De igual modo, dejó al Seminario de San Jerónimo su valiosa biblioteca de más de un millar de volúmenes, y que ha estudiado el historiador Pedro Guibovich  en su obra “Tradición y modernidad: la biblioteca del obispo Pedro Chávez de la Rosa” (PUCP/Instituto Riva-Agüero, 2014). Dispuso también que la biblioteca dejada por los jesuitas expatriados pasase al mismo Seminario.

En mayo de 1815 renunció al Patriarcado. Falleció en Chiclana el 26 de octubre de 1821.

Foto del autor de esta sección y de este artículo: Doctor e historiador José Antonio Benito.

*No olvides de ingresar a este enlace en donde encontrarás todos los personajes que forjaron nuestra independencia: https://perucatolico.com/c/la-iglesia-ante-el-bicentenario/