¿Mi perrito o mi gatito van al cielo?
¿Las mascotas van al cielo? Se preguntan las familias que entablaron un cariño muy especial con su perro o su gato, que son los animales más comunes adoptados dentro de un entorno familiar.
Las mascotas, es más, los animales en general merecen una protección y cuidados adecuados dentro de su misma naturaleza porque son creaturas de Dios, que los creó como compañía y ayuda para el hombre. En Gen 2, 18-20 se indica que Yavé Dios formó de la tierra a todos los animales del campo y a todas las aves del cielo.
Pero los animales no están en el mismo nivel de los humanos. El ser humano tiene raciocinio, alma y espíritu, mientras que el animal tiene alma y la dignidad propia de su naturaleza, es decir pueden sentir, moverse, desear por sí mismo, entre otras capacidades inherentes a un animal.
A la luz de la Palabra, en Gen 1, 26 y 2, 7 se precisa que el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios y le sopló aliento de vida. Con ello, el hombre tiene un rol especial en el plan de salvación de Dios, un fin sobrenatural. Por eso, a las mascotas no se les puede equiparar al nivel del ser humano, quien se relaciona con Dios, a través del don de la fe. En tanto, los animales se limitan a poseer solo alma, como principio de vida, sin esa tendencia espiritual del hombre, que se menciona en 1Tes 5, 23.
“No tienen un reconocimiento personal de Dios, a nivel espiritual, porque no tienen el mismo desarrollo ni las mismas capacidades que nosotros”, se lee en la publicación de la plataforma Cope.es – Ecclesia Religión del 2020, que trata sobre el cielo y los animales que se mueren. Es un hecho que las mascotas (y los animales) no van al cielo porque no se condenan, ni cometen pecado. Para ellos no está destinado los tres estados del hombre después de su muerte —cielo, purgatorio o infierno—. Lo que sí el ser humano debe estar agradecido con Dios por la creación de los animales, que les fue entregado como compañía, ayuda y sustento. A saber, como administradores de la creación de Dios dentro de un comportamiento ético, lejos del maltrato y abandono comunes hoy en día.
Licenciada en Ciencias de la comunicación. Dispuesta a mejorar en el campo profesional para entregar buenos trabajos que agraden a Dios. La Virgen María, San José y San Miguel Arcángel son las luces constantes en su camino.