No podemos vivir de cualquier modo. Fernando Savater nos dice que es indispensable una condición de ética más allá de que nos cuenta la televisión. Tenemos que aprender por qué ciertos comportamientos nos convienen y otros no. La ética intenta averiguar en qué consiste la buena vida. Cuando me un ser humano me conviene bien, nada me puede venir mejor. A ver, ¿qué conoces tú que sea mejor que ser amado? Todos los intereses son relativos salvo un interés, el mejor, el único absoluto: el interés de ser humano entre los humanos, sin el cual no puede haber buena vida.

“El ciudadano y multimillonario Kane se dio cuenta demasiado tarde de que tenía todo, salvo lo que nadie más que otra persona puede dar: aprecio sincero o cariño espontáneo o simple compañía inteligente. En la hermosa película dirigida por Orson Welles, Kane es un multimillonario que con pocos escrúpulos ha reunido en su palacio una enorme colección de todas las cosas hermosas y caras de l mundo. Al final de su vida, pasea solo por sus salones, llenos de espejos que le devuelven mil veces su propia imagen de solitario: solo su imagen le hace compañía. A final muere, murmurando una palabra: “Rosebud”. En realidad, “Rosebud” es el nombre escrito en un trineo con el que jugaba Kane cuando niño, en la época que aun vivía rodeado de afecto u devolviendo afecto a quienes lo rodeaban. Este trineo, símbolo de dulces relaciones humanas, era en verdad lo que Kane querría, la buena vida que había sacrificado para conseguir millones de cosas que en realidad no le servía para nada, Y sin embargo la mayoría le envidiaba… le faltaba lo fundamental: una vida de amor con otras personas libres” (Savater).

El individualismo ha traído mucha libertad de lección. Esto acarrea incertidumbre, indiferencia y falta de respeto. Se intenta resolver este problema imponiendo normas y reglamentos porque ya no se sabe la diferencia entre el bien y el mal. Sin embargo, esta posición elimina la pregunta por el bien y la conciencia personal. La ética de virtudes trata de formar una actitud desde la cual se ´puede analizar y tomar decisiones. La ética de las virtudes se dirige menos a los grandes problemas que a las personas. Los grandes problemas se analizan a partir de la actitud de la vida de uno. Uno no se fija primero en las normas sino en el fin o en la vida buena que uno desea. Después, se reflexiona sobre los valores y normas que debemos cumplir para alcanzar la finalidad.  El importante filósofo Benedictus Spinoza declaró: “es más importante enseñar las virtudes que condenar los vicios”. La virtud no es una acción sino una actitud para siempre buscar y hacer el bien. La actitud es una costumbre o hábito que no se hereda, sino que se forma por esfuerzo de uno mismo y por influencia de otros. Esto hábito del bien es indispensable dentro de la gran variedad de presiones antivalores en el mundo actual.  Las ciencias sociales de la psicología y de sociología nos han enseñado que existen mecanismos que condicionan el comportamiento de los seres humanos. En la presente falta de buenas costumbres, es la virtud, inversamente, la encargada de crearlas y, con la ayuda de ellas, socializar colectivamente al ciudadano. Solo la virtud de los ciudadanos es apta para sostener una civilización. La virtud es lo único que poseen los ciudadanos para combatir la corrupción y la barbarie (Javier Gomá).

Por Fray Johan Leuridan Huys