¿Por qué yo no debería cometer suicidio?
Perú Católico, líder en noticias.- Mi corazón acompaña a aquellos que tienen pensamientos de terminar con sus propias vidas a través del suicidio. Si al momento ese es usted, debe experimentar muchas emociones tales como, sentimientos de desesperanza y desesperación. Usted puede sentirse como que está en el foso más profundo, y duda que haya un rayo de esperanza, de que eso puede mejorar. A nadie parece, o importarle, o entender de dónde viene usted. Simplemente, la vida no vale vivirla… ¿o sí?
Emociones debilitantes son experimentadas por muchos, en uno u otro tiempo. Cuando estaba en un hoyo emocional, a mi mente venían preguntas como, “¿Podría alguna vez ser la voluntad del Dios quien me creó?” “¿Es Dios demasiado pequeño para ayudarme?” “¿Son mis problemas demasiado grandes para El?”
Me complace decirle, que si usted se toma unos pocos minutos y considera permitir que Dios verdaderamente sea Dios en su vida ahora mismo, El va a probar justamente, ¡cuán grande es El en realidad! “Porque nada hay imposible para Dios” (Lucas 1:37). Tal vez cicatrices de las heridas del pasado, han resultado en un abrumador sentido de rechazo o abandono. Eso puede conducir a pensamientos o caminos de autocompasión, enojo, amargura, deseos de venganza, temores enfermizos, etc., eso ha causado problemas en algunas de sus relaciones más importantes. Sin embargo, el suicidio serviría solamente para traer devastación a los seres queridos a quienes nunca intentó herir; cicatrices emocionales con las que van a tener que tratar el resto de sus vidas.
¿Por qué no debería cometer suicidio? Amigo, no importa cuán malas estén las cosas en su vida, hay un Dios de amor que le está esperando, para que le permita guiarle a través de su túnel de la desesperación, y conducirlo hacia Su luz maravillosa. Él es su esperanza segura. Su nombre es Jesús.
Este Jesús, el inmaculado Hijo de Dios, se identifica con usted en su tiempo de rechazo y humillación. El profeta Isaías, escribió de Él, “Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos. Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió él nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga (azote) fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Dios cargó en él el pecado de todos nosotros” (Isaías 53:2-6).
¡Amigo, Jesucristo soportó todo esto, a fin de que todos sus pecados pudieran ser perdonados! Sepa que cualquier peso de culpa que cargue con usted, El va a perdonarlo, si humildemente se arrepiente (vuélvase de sus pecados a Dios). “Invócame en el día de la angustia; te libraré, y tú me honrarás (Salmos 50:15). Nada que alguna vez haya hecho, es demasiado malo como para que Jesús lo perdone. Algunos de sus siervos escogidos en la Biblia cometieron pecados flagrantes, como asesinato (Moisés), adulterio (Rey David), y abuso físico y emocional (Apóstol Pablo). No obstante, encontraron perdón y una nueva vida abundante en el Señor. “Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado” (Salmos 51:2). “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2ª Corintios 5:17).
¿Por qué no debería suicidarse? Amigo, Dios está dispuesto a reparar lo que se ha “roto”… concretamente, la vida que tiene ahora, que quiere terminarla con el suicidio. El profeta Isaías escribió: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ungió Dios; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de Dios, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados; a ordenar que a los afligidos… se les de gloria (la corona de la belleza) en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Dios, para gloria suya” (Isaías 61:1-3).
Venga a Jesús, y permítale restaurar su gozo y comodidad, mientras confía en Él para comenzar una nueva obra en su vida. “Vuélveme el gozo de tu salvación, y espíritu noble me sustente” “Señor, abre mis labios, y publicará mi boca tu alabanza. Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría; no quieres holocausto. Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios” (Salmos 51:12, 15-17).
¿Aceptaría al Señor como su Salvador y Pastor? El va a guiar sus pensamientos y pasos, un día a la vez, a través de Su Palabra, la Biblia. “Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos” (Salmos 32:8). “Y reinarán en tus tiempos la sabiduría y la ciencia, y abundancia de salvación; el temor de Dios será su tesoro” (Isaías 33:6). En Cristo todavía va a tener luchas, pero ahora va a tener ESPERANZA. El es un “amigo más unido que un hermano” (Proverbios 18:24). Que la gracia del Señor Jesús esté con usted en su hora de decisión.
Pongamos también nuestra oración en la Virgen Santa María que es Madre y sabe nuestras necesidades. Ella es consuelo, pero también fortaleza. Ella es tu Madre, y una madre siempre está pendiente de sus hijos.
Si usted decide confiar en Jesucristo como su Salvador, diga a Dios en su corazón estas palabras. “Dios, te necesito en mi vida. Por favor perdóname por todo lo que he hecho. Pongo mi fe en Jesucristo, y creo que El es mi Salvador. Por favor límpiame, sáname, y restaura mi gozo en la vida. Gracias por Tu amor hacia mí y por la muerte de Jesús en mi lugar.”
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