En el coaching empresarial se presenta una resistencia hacia el cambio, esto ha sido estudiado desde diferentes sectores profesionales principalmente desde el psicólogo. ¿Por qué nos resistimos al cambio? Básicamente por 3 razones: No queremos, no podemos o no sabemos. Y esto ¿qué tiene que ver con la iglesia? Mucho, diría yo. El hombre se compone de cuerpo alma y espíritu. (1 Tés 5 23 Que el Dios de la paz los haga santos en toda su persona. Que se digne guardarlos sin reproche, en su espíritu, su alma y su cuerpo, hasta la venida de Cristo Jesús, nuestro Señor).

El cuerpo es la parte material, es la parte visible del hombre, sus ojos, su piel, sus brazos, piernas, corazón, etc. El alma es la parte inmaterial, sus pensamientos, ideas, deseos, anhelos, la cual nos permite hacer cosas como pensar, razonar, procesar, recordar e imaginar; de nuestras emociones las cuales nos permiten tener sentimientos como la felicidad, el dolor, la ira, la compasión; y de nuestra voluntad, la cual nos permite escoger y tomar decisiones. Nuestra mente, emoción y voluntad constituye nuestra alma, la cual es nuestra personalidad, es decir, quienes somos por dentro. Es mediante nuestro espíritu que tenemos contacto con el mundo espiritual. Ninguna otra criatura fue creada con esta tercera parte: “el Espíritu”. Es por el Espíritu que Dios puede ser real para nosotros y que lo podemos recibir, mantener y tener comunión con Él.

Ahora bien el saber se relaciona con la mente (inteligencia) si estás preparado, dotado de las herramientas técnicas, intelectuales , cognitivas que Dios nos dio.

Poder se relaciona con el cuerpo, si tienes todas tus extremidades, tus órganos o tus sentidos que te permitirán realizar una labor, un acto o una tarea. El Querer lo relacionamos con el alma, con la actitud que tomas en la vida. Sabías que Dios te dice: “Hbr 9 14 pero con toda seguridad la sangre de Cristo, que se ofreció a Dios por el Espíritu eterno como víctima sin mancha, purificará nuestra conciencia de las obras de muerte, para que sirvamos al Dios vivo”. “Mt 7,7-8 Pidan y se les dará; busquen y hallarán; llamen y se les abrirá la puerta. Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y se abrirá la puerta al que llama”. “Mt 28:20 Y yo estoy con ustedes hasta el fin del mundo”. Jn 14:12-13 En verdad les digo: El que crea en mí, hará las mismas obras que yo hago y, como ahora voy al Padre, las hará aún mayores. Todo lo que pidan en mi Nombre lo haré, de manera que el Padre sea glorificado en su Hijo.

Sabiendo todo esto y muchísimo más que es lo que no nos llama a hacer la obra del señor, ¿acaso somos sordos mancos mudos o paralíticos, acaso lo somos pero de manera espiritual? El problema es que no queremos. No deseamos dejar el chisme del barrio, las cervezas de fin de semana, la fiesta con buena música o hasta escándalos, las novelas coreanas o las turcas, no vemos milagros en nuestras vidas porque nos falta pedir voluntad para cambiar, no es de golpe, es más bien de pasa a paso, lento pero seguro. Los invito a reflexionar y empezar el cambio en nosotros, no por cumplimiento sino por qué realmente nos va a cambiar la vida y con ello todo lo que nos rodea. Bendiciones hermanos.

Por José Andrés Alvarado Morveli