Templos incendiados en Chile, pero la fe fortalecida

“Ustedes los conocerán por sus frutos”, Mateo 7, 16. La cúpula de la parroquia de la Asunción ardió producto del vandalismo, mientras que el templo de San Francisco de Borja fue saqueado, así amaneció Santiago de Chile. La noticia dio la vuelta al mundo. Y, en medio de las cenizas, la feligresía chilena lloró por los que fueron sus lugares de oración y refugio en tiempos de angustia.

(Photo by MARTIN BERNETTI / AFP)

La que debió ser una jornada por el aniversario de las protestas del 2019, se redujo a la reacción visceral de un sector violento. El domingo 18 de octubre, a pocas cuadras de la plaza Baquedano, diversos establecimientos públicos y privados fueron blanco de ataques, pero el ensañamiento tuvo su punto más álgido en el incendio de los templos católicos. Como se recuerda, el año pasado la parroquia de la Asunción también fue vandalizada.

El Arzobispo de Santiago, Celestino Aós, llegó el lunes a constatar los daños y envió un mensaje de paz. “Que cada uno de nosotros siga este compromiso de decir, Señor, haz de mí un instrumento de tu paz, porque en este momento es lo que más necesitamos frente a quienes actúan con violencia”, manifestó Aós. Mientras que el párroco de La Asunción, padre Pedro Narbona, exhortó a los chilenos a tomar consciencia sobre el país que se quiere construir, que no solo defienda los derechos de algunos sin respetar las creencias del resto.

Según el Artículo 18 de la Declaración Mundial de los Derechos Humanos de la Asamblea General de las Naciones Unidas, toda persona tiene derecho a profesar una religión. Pero ¿dónde quedó la libertad de culto en el vecino país de Chile? Para un grupo, que se hace llamar el abanderado de la igualdad y tolerancia, se justifica la violencia en contra de las creencias religiosas. Tolerancia sí, pero solo para el sector que comulgue con sus ideas, caso contrario las consecuencias ya se conocen.

“Ustedes los conocerán por sus frutos”, se lee en el Evangelio de San Mateo. La cita bíblica lleva a la reflexión sobre lo que cada persona tiene para ofrecer. El que engendra violencia, da más violencia. El incendio de las parroquias de Santiago de Chile es el ejemplo. Pero en medio de las cenizas los fieles católicos están más fortalecidos que nunca cultivando la verdadera tolerancia a ejemplo de Jesús. Podrán quemar los templos, pero la fe no desaparecerá, esa es la mejor respuesta en tiempos de prueba.

Escrito por Fabiola Milagros Espinoza Cañari