Perú Católico, líder en noticias rumbo al Bicentenario de la Independencia. Este artículo es escrito por el Doctor e Historiador José Antonio Benito.

San Vicente de Paúl, uno de los santos emblemáticos de la caridad y de la acción social, llegó al Perú con sus Hijos, vicentinos o paúles, y sus Hijas (de la caridad) en1858, acompañando con su presencia cordial la mayoría de su andadura bicentenaria.

¿Cuál ha sido su aporte? El que manifestó su fundador, poco antes de morir, a sus misioneros: “Dios se servirá de esta compañía en beneficio del pueblo mediante las misiones; en beneficio del clero que empieza, mediante las ordenaciones; en beneficio de los que ya son sacerdotes, al no admitir a nadie en los beneficios y en las vicarías sin hacer el retiro y ser instruidos en el seminario, y en beneficio de todos, por medio de los ejercicios espirituales. ¡Quiera Dios, en su divina bondad, concedernos su gracia para ello!”.

A mediados del siglo XIX el Gobierno y la Beneficencia del Perú deseaban reorganizar el servicio hospitalario agravado por las continuas epidemias – fiebre amarilla, peste bubónica, viruela…-que sufría la Capital y pueblos aledaños. La principal medida que se tomó fue el establecimiento de las Hijas de la Caridad. En 1857 es presentado al P. General el contrato de servicios de las Hijas de la Caridad en el Perú. Examinado por ambos Consejos Generales -de los Misioneros y de las Hijas de la Caridad- es aceptado y firmado el 9 de mayo de 1857 por el Rvdo. P. Juan Bautista Etienne, Superior General y Sor Isabel Montceller, Superiora General, así como por el Cónsul General en Francia, Sr. José Marcos del Pont. El P. General designó a los PP. Damprum, Theilloud y al Hno. Deberles para la primera Comunidad Vicentina en el Perú que llegará al Callao el 1° de febrero de 1858.

Al poco de llegar, pusieron en marcha la esencial dimensión de su carisma, la formación del clero, apoyando los seminarios de Cuzco, Arequipa y Trujillo, y empeñándose en la obra educativa y sanitaria, junto a las Hijas de la Caridad, que forjaron cientos de grandes personajes de la historia del Perú y de la Iglesia peruana, en las ciudades de Ica, Tarma, Chiclayo y Lima.

La Familia Vicentina, sus miembros, sus estructuras no pueden disociase del propósito de seguir a Cristo evangelizador de los pobres, como se evidencia tanto en la Congregación de la Misión, la Compañía de las hijas de la Caridad, las Cofradías de la Caridad, como en la Sociedad de San Vicente de Paul, fundada por Federico Ozanan (1813 – 1853), que, en el Perú, se denominó Coordinación Vicentina del Perú. En síntesis, sus significativos aportes se verifican en siete rubros:  1. Anuncio de Jesucristo evangelizador de los pobres. 2. Opción preferencial por los pobres 3. Opción por la misión para evangelizar y servir preferentemente a los pobres. 4. Formación del clero y de los laicos (Colegios…). 5. Devoción a la Santísima virgen de la Medalla Milagrosa. 6. Devoción a San Vicente de Paul y a Santa Luisa de Marillac 7. Promoción de los grupos y movimientos vicentinos.

El recibimiento en Lima fue caluroso y pronto los misioneros comenzaron su obra.  El ministerio inicial de la comunidad fue ayudar a las Hijas de la Caridad en su trabajo como fue el del Orfanato o Casa de la Misericordia, donde las hermanas se encargaban de la enfermería. Como eran franceses, también se dedicaron a atender espiritualmente a la colonia francesa de unas cinco mil personas.

En el año 1862, el P. Étienne envió cinco sacerdotes más a Perú, y con este nuevo contingente la comunidad peruana de misioneros pudo extender su labor pastoral y también su ámbito geográfico de acción. Muy pronto salieron de la capital para ejercer una labor educativa importante en otras ciudades del Perú. Pronto establecen y desarrollan las siguientes asociaciones: Catequesis, Damas de la Caridad, Guardia de Honor del Sagrado Corazón de Jesús, Archicofradía del Corazón de María para la conversión de los pecadores, bajo la advocación de Ntra. Sra. de las Victorias, Asociación de Santa Ana para las madres de familia., Congregación de los Santos Ángeles y la Santa Infancia, La Propagación de la Fe.

La expansión de la Congregación de la Misión en el Perú comenzaría por Cuzco  Seminario “San Antonio Abad” 1864 – 1866 y Colegio-Seminario “San Antonio Abad” 1917 – 1921; Arequipa Colegio Seminario Apostólico “San Vicente de Paúl” 1883 – 1900 (P. Duhamel, C.M.), Seminario Conciliar “San Jerónimo” 1900 – 1911 y Colegio-Seminario “San Jerónimo” 1916 – 1925;  Trujillo Colegio Seminario “San Carlos y San Marcelo” 1882 -1886; Lima Escuela Apostólica 1912 – 1926 Orrantia del Mar 1943 – 1958, Parroquia de Mercedarias 1919 – 1949, Parroquia de Miraflores 1919 – 1944,  Surquillo 1930 – 1944: Casa de Ejercicios, Parroquia y Colegio  Barrio de “Santa Cruz” 1941 – 1944;  Cajamarca  Seminario Menor Diocesano 1926 – 1958; Ica : Palpa, Ingenio y Nazca 1921 – 1944;  Pisco – Humay 1922 – 1944; Huánuco :  Seminario Diocesano 1932 – 1933  Desde el primer momento hubo un gran interés por las vocaciones peruanas, fructificando en 15 Sacerdotes y 4 Obispos.

En 1860 fue creada la Diócesis de Puno con territorios desmembrados de las de Cusco y Arequipa, nombrando como primer obispo a Mons. Valentín Ampuero, C.M. en1909, quien recorrerá en visita pastoral toda su vasta diócesis, y que de 1914 consigue siete misioneros paúles de su congregación. La muerte del celoso pastor y seis de los misioneros les obliga a dejar Puno.

Más adelante se constituye como viceprovincia nutriéndose de varias regiones de España, a cargo del P. Valentín Alcalde dese 1942, con presencia en Chiclayo, Miraflores, Ica; la   Herencia de la Viceprovincia de Barcelona, Lima (Surquillo, Barrios Altos); Pisco; Tarma * Parroquia “Santa Ana” * Colegio “San Vicente de Paul” y Misiones en: Parroquia “Nuestra Señora de la Asunción”, Pisco Lambayeque, Arquidiócesis de Lima con motivo del Año Mariano 1954.

Por fin se crea la Nueva Provincia del Perú en 1955  nombrando como primer responsable al P. Valentín Alcalde y su  Consejo: Timoteo Ibarlucea, Román Gil, Urbano Moral y Manuel Caneiro, procurador provincial. Con gran celo mantuvieron y crearon casas, parroquias, colegios y seminarios, como magníficamente se expone en la obra del P. Antonio Elduayen en su obra 50 años de evangelización en el Perú. Congregación de La Misión – Provincia Peruana Lima, 2005)[1].

Entre tantos y valiosos misioneros el pueblo del Perú ha querido poner de relieve con sendos monumento a dos vicentinos ejemplares. En Arequipa, el P. Duhamel, propulsor del colegio San Vicente, a quien dedicaron la siguiente inscripción: “Símbolo de gratitud. Arequipa, al ilustre pedagogo francés, Reverendo Padre Hipólito Duhamel (sacerdote de la Congregación de la Misión). Homenaje del Supremo Gobierno, de sus discípulos y admiradores, 29 de diciembre de 1943”. Por su parte, Lima dedicó al P. Amelio Placencia, un busto en el Parque Central de Miraflores con esta elocuente leyenda: “genio y organizador apóstol de la juventud, gran propulsor del orden social cristiano, 25 de enero de 1964”.

Foto del autor de esta sección y artículo: Doctor e historiador José Antonio Benito Rodríguez.

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