Perú Católico, líder en noticias rumbo al Bicentenario de la Independencia. Este artículo es escrito por el Doctor e Historiador José Antonio Benito.

Los Misioneros Redentoristas fueron fundados por San Alfonso María de Ligorio (patrono de moralistas y confesores) quien, el 9 de noviembre de 1732, en su querida Scala (Italia), fundó la Congregación del Santísimo Redentor para seguir el ejemplo de Nuestro Salvador Jesucristo, anunciando la Buena Nueva a los pobres. Tenía entonces 36 años. Su vida se convirtió en una misión continua y en un servicio a los más abandonados. La Congregación fue aprobada por Benedicto XIV el 25 de febrero de 1749, y. a la fecha del 2022, siguen evangelizando por casi todo el mundo con alrededor de 5,000 redentoristas.

La llegada de los Misioneros Redentoristas al Perú coincide con la afluencia de varias congregaciones extranjeras al país; los Vicentinos (también conocidos como Paúles o Lazaristas), que llegaron en 1858; los Jesuitas, en 1871 y los Padres de los Sagrados Corazones en 1884. Posteriormente, los Salesianos, en 1891, y ya en el siglo XX; los Maristas, en 1907; los Claretianos en 1909; y entre 1911 y 1920, los Carmelitas, los Hermanos de la Salle y los Pasionistas.

Cabe resaltar que los Misioneros Redentoristas llegaron no desde Francia sino desde Ecuador por sentirse amenazados por el Presidente de aquella época. Así mismo se necesitaba un lugar intermedio entre Ecuador y Chile para que el Visitador pudiera descansar ya que las distancias eran muy largas.

El 23 de enero del año 1884, toman posesión de la Iglesia de San Francisco de Paula, en el barrio El Malambo, a orillas del Rímac, esto fue gracias a la influencia de las autoridades civiles de aquel entonces. Integraban inicialmente la comunidad de Lima: Alfonso Aufdereggen, Félix M. Grisar, Gustavo Lange, Bartolomé Bedón, Alfonso París y el hermano Fidel. Los comienzos fueron duros. El cronista dejó constancia de estas dificultades: “en el barrio y en toda la ciudad se aullaba contra nosotros”. Sin embargo, los misioneros, con carácter recio y tenaz, hicieron un apostolado fecundo: Misas, Retiros, Predicaciones, etc. Tan pronto como vieron el trabajo fervoroso de estos hombres de Dios, superiores y superioras de las diversas congregaciones solicitaban a los Redentoristas retiros, conferencias espirituales y confesiones. Pasado el tiempo el cronista logró hacer la siguiente anotación en su crónica: “Los Padres ya son de moda”.

Los primeros misioneros que llegaron eran miembros de una vigorosa rama perteneciente a la provincia de Lyon, Alsacia: robustos campesinos sólidamente anclados en las enseñanzas de su doctor fundador y austeros observantes de sus Reglas y Constituciones, desplegaron la actividad misionera en la Sierra Central que permitió la reevangelización de esa zona sobre buenos cimientos. La acción de los emprendedores alsacianos, que con certero criterio aprendieron el quechua primero que el español en Huanta y Coracora (Ayacucho), tradujeron textos bíblicos y los libros de oraciones al quechua, propagaron la devoción a nuestra Señora del Perpetuo Socorro, compusieron cánticos religiosos que todavía resuenan en las alturas, en medio de dificultades gravosas por lo fragoso del terreno, las enormes distancias, las epidemias de tifus y de viruelas, que cegaron la vida a varios de ellos dedicados al servicio de los enfermos, constituyó una asombrosa, tenaz y silenciosa campaña apostólica. Supieron, ellos, de naturaleza fuerte y tierna descubrir en los pobladores andinos su sencillez de vida, la hermosa fragancia de las almas simples y sacrificadas, en las que pudo germinar con renovado vigor la semilla cristiana, adormecida durante siglos, y produjo frutos copiosos, incluso vocaciones sacerdotales y religiosas, entre las que destacó la figura humilde y apostólica de Florencio Coronado, que con su abnegación sirvió durante prologados decenios la Diócesis de Huancavelica, y hoy descansa en la Gloria del Padre.

Más adelante irán en misión a Junín, Ayacucho, Huancavelica y Apurímac. Dos de sus centros emblemáticos serán los de Huanta y Coracora, desde donde predican celosas misiones populares en quechua por los Andes centrales entre los campesinos. En Huanta fundaron una escuela para carpinteros y albañiles. El P. Pedro Perroud, suizo-francés, gran quechuista, escribió varias obras sobre los incas. Piura fue otro centro de gran actividad misionera para todo el norte del país. Ya en el siglo XX fundaron parroquias y su trabajo se extendió a todo el Perú, principalmente costa y sierra.

Seguidores y continuadores del carisma de Alfonso en la Iglesia y en la sociedad, los redentoristas son apóstoles de fe robusta, de esperanza alegre, de ardiente caridad y celo encendido, brotados de la oración constante y con la compañía maternal de su patrona Santa María del Perpetuo Socorro que en todo momento nos acompaña y recrea su celo misionero. Actualmente estamos en proceso de ser una sola Provincia, con seminario y comunidades que se encuentran en los lugares más necesitados del país: En Lima: Rímac, Vitarte, Parroquia San Alfonso María de Ligorio (Santa Anita) 2 de mayo. En Ayacucho: Huanta y Coracora; en Arequipa (Alto San Martín); en Ica: Nazca, Chincha Baja y Marcona. En Puno: Capa Chica. En Piura Santuario de NS del Perpetuo Socorro y San Sebastián (Centro) Parroquia San Pedro y San Pablo (Los Algarrobos). En Trujillo Parroquia Nuestra Señora de Fátima (Urb. Fátima).

Agradezco al P. Grimaldo Garay por compartir la información y les pido una oración por tantos redentoristas que han dado su vida por anunciar la buena nueva a los más pobres. En la actualidad, conforman una gran familia de religiosos (sacerdotes y hermanos) y misioneros laicos, que en sinodalidad son profetas y testigos del Redentor, solidarios para la misión en un mundo herido.

Desde el 3 de setiembre del 2017, el Equipo Misionero Estable Redentorista, recibió una nueva misión de manos del Pastor de Chimbote, quien encargó a los sacerdotes Misioneros Redentoristas P. Jimmy O. Ramírez Pacherres, P. Alex E. Águila Cruz y P. Homero L. Segura Fernández, la feligresía de la Parroquia Santa María Magdalena de Casma.

Entre los destacados misioneros redentoristas cabe resaltar a Mons. José Ignacio Alemany, obispo emérito de Chachapoyas quien ha desplegado y sigue desplegando a pesar de su avanzada edad una encomiable labor misionera especialmente en los medios de comunicación, como su deliciosa homilía semanal en Perú Católico.

Foto del autor de esta sección y artículo: Doctor e historiador José Antonio Benito Rodríguez.

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