64.- Iglesia ante el Bicentenario: clérigos en el primer Congreso del Perú (1822-1825)

Perú Católico, líder en noticias rumbo al Bicentenario de la Independencia. Este artículo es escrito por el Doctor e Historiador José Antonio Benito.

En este tiempo de elecciones presidenciales en los que cientos de peruanos se lanzan como candidatos a ocupar un sillón en el Congreso de nuestra República, bueno es contemplar sus orígenes. La primera convocatoria a Congreso Constituyente tuvo como responsable al general don José de San Martín mediante el Decreto Nº 146, del 27 de diciembre de 1821, el mismo que disponía que se instalase el 1 de mayo de 1822 pero, por no haber terminado oportunamente sus labores la comisión encargada de elaborar el reglamento de elecciones, el 27 de abril se postergó su instalación para el 28 de julio del mismo año. El mencionado reglamento fijó el número de diputados –79 propietarios y 38 suplentes–, los cuales serían elegidos con arreglo al cálculo de la población de cada departamento. 

Los primeros diputados se reunieron el 20 de setiembre de 1822, a las 10 a.m., en el Palacio de Gobierno. Desde allí se dirigieron a la catedral a solicitar la asistencia divina, mediante la misa votiva del Espíritu Santo que celebró el deán gobernador eclesiástico del Arzobispado de Lima, Dr. Francisco Javier de Echagüe. Concluida esta se entonó el himno Veni Sancte Spiritus, después de lo cual el deán hizo una exhortación a los diputados sobre la protestación de la fe y el juramento que debían prestar. En seguida, el Ministro de Estado y Relaciones Exteriores, Dr. Francisco Valdivieso, pronunció la fórmula de juramento:

«¿Juráis conservar la santa religión católica, apostólica, romana, como propia del Estado; mantener en su integridad el Perú; no omitir medio para libertarlo de sus opresores; desempeñar, fiel y legalmente, los poderes que os han confiado los pueblos; y llenar los altos fines para que habéis sido convocados?». Los diputados respondieron: «Sí, juramos».

Después de ello pasaron de dos en dos a tocar el libro de los Santos Evangelios. Para finalizar el acto, San Martín añadió: «Si cumpliereis lo que habéis jurado, Dios os premie; y, si no, Él y la Patria os lo demanden».

A continuación, el gobernador eclesiástico entonó el Te Deum seguido por el coro. En ese momento resonó en la Plaza Mayor una salva de 22 cañonazos, repetida en el Callao y en los buques de la Armada. En la ciudad se produjo un repique general de campanas hasta la llegada de los diputados a la Universidad de San Marcos. El primer Congreso Constituyente se instaló el 20 de setiembre de 1822 en la capilla de dicha Universidad, ubicada entonces en parte del terreno que corresponde actualmente al Palacio Legislativo. Ante él renunció San Martín, dejando a la nación en libertad para decidir su destino. En aquella oportunidad el Protector pronunció la siguiente alocución: «Peruanos: Desde este momento queda instalado el Congreso Soberano y el pueblo reasume el poder supremo en todas sus partes».

Una vez retirado San Martín de la sede del Congreso, los diputados eligieron como Presidente y Secretario momentáneos a los doctores Toribio Rodríguez de Mendoza –sacerdote y maestro en el Convictorio San Carlos de varios de los congresistas- y José Faustino Sánchez Carrión. En seguida, se procedió a realizar la elección de la primera Mesa Directiva del Congreso. Resultaron elegidos: Presidente, el Dr. Francisco Javier de Luna Pizarro; Vicepresidente, don Manuel Salazar y Baquíjano, Conde de Vista Florida; Primer Secretario, el Dr. José Faustino Sánchez Carrión; y Segundo Secretario, el Dr. Francisco Javier Mariátegui. En dicha oportunidad el Presidente del Congreso sostuvo: “El Congreso Constituyente del Perú queda solemnemente constituido e instalado; la soberanía reside en la Nación, y su ejercicio, en el Congreso, que legítimamente la representa” 

Desde los primeros días de existencia del Congreso sus labores fueron intensas, la más importante fue promulgar redactar y promulgar la primera Constitución Política del Perú, sancionada el 12 de noviembre de 1823. En nuestra primera Carta Magna los diputados señalaron a Dios como fuente de inspiración suprema y, como objetivo de su acción, la consolidación de las libertades y la felicidad de los pueblos:

En el nombre de Dios, por cuyo poder se instituyen todas las sociedades y cuya sabiduría inspira justicia a los legisladores. Nos el Congreso Constituyente del Perú, en ejercicio de los poderes que han conferido los pueblos a todos y cada uno de sus Representantes, para afianzar sus libertades, promover su felicidad, y determinar por una ley fundamental el Gobierno de la República, arreglándonos a las bases reconocidas y juradas. Decretamos y sancionamos la siguiente Constitución

El primer Congreso Constituyente del Perú (1822-1825) estuvo conformado, entre propietarios y suplentes, por 91 diputados, pues, debido a diversos motivos como la ocupación del territorio por huestes realistas y las múltiples dificultades generadas por la guerra, su número no se llegó a completar. Entre los diputados hubo: 28 abogados, 24 eclesiásticos, 9 comerciantes, 8 médicos, 6 empleados, 5 propietarios, 5 militares, 3 mineros y un marino.

  1. Andueza, Juan Antonio
  2. Arce, Mariano José de
  3. Arias, Manuel de
  4. Arrunátegui, Manuel
  5. Crespo y Cassaus, Alejandro
  6. Cuéllar, Felipe
  7. Diéguez, Tomás
  8. Gárate, Manuel
  9. Henríquez, Juan Estevan
  10. Herrera y Oricain, Francisco
  11. Luna Pizarro, F. Javier
  12. Méndez y Lachisa, Juan José
  13. Miranda, José Rafael
  14. Morales, Julián de
  15. Muñoz, Juan José
  16. Navia de Bolaños, Mariano
  17. Noriega, José
  18. O, Phelan, Santiago
  19. Paredes, Joaquín
  20. Pastor, Francisco Javier
  21. Pedemonte, Carlos
  22. Piélago, José María
  23. Requena, Cayetano
  24. Rodríguez de Mendoza, Toribio

En la primera mitad del siglo XIX predominaron abogados y religiosos; a partir de 1870 figuran con una tendencia creciente catedráticos, ingenieros, rentistas, profesores, etc. Cabe señalar que trece diputados eran naturales de otros países de Hispanoamérica: Colombia: Alcázar (Cartagena), Argote (Cartagena) y Tenorio (Popayán); Ecuador: Crespo (Cuenca), La Mar (Cuenca), Olmedo (Guayaquil), Ortiz de Zevallos (Quito) y J. Paredes (Quito); Argentina: Alvarado (Buenos Aires), Forcada (Tucumán) y Otero (Salta); Bolivia: Padilla (Chuquisaca); y, Chile: Agüero (Valdivia).

Foto del autor de esta sección y artículo: Doctor e historiador José Antonio Benito.

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