Arequipa: Nacimiento mecatrónico del bicentenario de la Policía

Amigos, de veras que merece la pena viajar a la Blanca Ciudad, la Roma del Perú, aunque solo fuese para contemplar esta creativa iniciativa  de la Unidad de Servicios Especiales (USE) de la Policía Nacional de Arequipa en su sede de Palacio Viejo en el corazón de la aguerrida y tierna ciudad del León del Sur. Su mejor propaganda la constituye la cola que hay que guardar para entrar y la posible visión de pie si se llega tarde.

Me refiero al nacimiento mecatrónico de la Policía que ya se está convirtiendo en un atractivo tradicional por Navidad. Sus cuatrocientas simpáticas figuras en cuarenta estampas se mueven gráciles al ritmo de la luz y del sonido.

Destaca, por supuesto, el motivo central, el misterio con el Niño Dios, María y José, acompañados de los integrantes relatados por el Evangelio como los pastores y los magos, todo ello como incrustado, insertado, inculturado en la historia arequipeña.

Comienza narrando la verdadera historia bíblica, la sucedida hace 2020 años, presentándonos una ingenua anunciación, seguida de la visitación, que culminan con el Nacimiento acompañado de la solemne música del aleluya de Haendel.

Una vez recibida la Buena Nueva, Arequipa despierta y se presenta para adorar al Niño, discurriendo por lo más representativo de su historia y su folclore, como se muestra en la chichería o picantería, la escena de la pelea de toros, la vista de sus bellos monumentos, la presencia de sus personajes más representativos, su música, su danza.

La muestra nos sorprende gratamente con un guiño a la realidad de la covid 19 y el decidido compromiso de la Policía con los enfermos, evidenciado en el aparatoso rescate de un enfermo que es trasladado en helicóptero para brindarle el debido cuidado, sobre todo de oxígeno, en un hospital cercano. No olvida el guión la histórica fecha del Bicentenario apelando a sus protagonistas y el homenaje de la Policía.

De veras conmovedor este magnífico espectáculo que nos cautiva por su sencillez y austeridad, colorido y bien relatado.

Destaco por último la fuerza y el calor de la voz del monitor, miembro de la Policía, que va narrando los hechos con tanta emoción que nos mete –literalmente- en la escena y que no olvidó compartirnos la razón del evento: Celebrar la auténtica Navidad, recordando el acontecimiento bimilenario del nacimiento de Cristo y apelando a la solidaridad para apoyar la obra social de la Policía con varios niños huérfanos. ¡Quién se va a negar? Todos lo hacían agradecidos y con el mayor gusto.

¡No se lo pierdan! Pasen la voz.

Por el Dr. José Antonio Benito