El Papa Francisco nos ha enseñado varias veces cómo “el pastor debe oler a oveja”. Esto es evidente porque si está mucho tiempo con ellas se le tiene que pegar el olor de su rebaño.

Sin embargo también es cierto que el pastor a su vez tiene un olor propio muy especial y solo entonces le seguirán las ovejas que conocen muy bien la diferencia entre el verdadero pastor y el asalariado, que es el primero en huir cuando ve venir al lobo.

Veamos qué nos dicen las lecturas de hoy.

  • Hechos de los apóstoles

El sanedrín acusa a los apóstoles porque han hecho un milagro en favor de un enfermo y lo han curado. La explicación que dan los apóstoles es muy simple, lo que han hecho ha sido en nombre de Jesucristo nazareno: “Quede bien claro a todos vosotros y a todo Israel, que ha sido en el nombre de Jesucristo nazareno”.

Y todavía recalca Pedro que “la piedra que desechasteis vosotros, los arquitectos, se ha convertido en piedra angular”.

Así es como obran los primeros apóstoles de la Iglesia que son pastores que actúan en el nombre del Buen Pastor que es Jesucristo.

  • Salmo responsorial

Es el 117 y recalca la idea que Pedro aprovechó para contestar al Sanedrín:

“La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente”.

Ahora la curación del tullido es un milagro patente. Es Jesucristo mismo quien ha hecho la curación. Los apóstoles son quienes lo representan y actúan en nombre de Él. Es decir, ahora el Buen Pastor actúa mediante sus sucesores.

  • San Juan

El apóstol nos enseña que la bondad del Padre nos ha hecho hijos en su Hijo; es decir, pastores con el Buen Pastor. De todas formas aún no se ha manifestado todo el poder que el Señor les ha dado, pero todos gozaremos un día del Padre como hijos adoptivos.

  • Verso aleluyático

Nos recuerda una de las manifestaciones del Buen Pastor que consiste en el conocimiento que tiene de sus ovejas y también las ovejas conocen al Pastor y no se van con los falsos pastores:

“Yo soy el Buen Pastor, conozco mis ovejas y las mías me conocen”.

  • Evangelio

Es el evangelio el que nos presenta una actitud de Jesucristo que se llama a sí mismo “el Buen Pastor” y se presenta como modelo para todos los pastores que quieran cuidar y conducir a su rebaño.

Se presenta además como un pastor bien entregado porque da la vida por las ovejas y por eso las ovejas, cuando ven a uno que no es su pastor, huyen de él.

Y vienen los falsos pastores que, junto con los lobos, dispersan el rebaño.

Advierte Jesús que Él es el Buen Pastor porque “conozco las mías y las mías me conocen igual que el Padre me conoce y yo conozco al Padre”.

No se trata de un simple conocimiento superficial sino del conocimiento especial que el Padre tiene para con Jesucristo y para con el rebaño de Dios.

Este conocimiento y amor le ha llevado a dar la vida por sus ovejas con toda libertad ya que Él tiene poder para entregar su vida y poder para recuperarla.

Según esto, todos los pastores que a través de los siglos han seguido como pastores en la Iglesia de Jesús, han tenido profundo conocimiento de las ovejas y han sabido mantenerlas unidas y felices en el rebaño que es la Iglesia que fundó Jesús.

Advierte además el Buen Pastor, Jesucristo, que tiene una gran inquietud porque hay otras ovejas que no pertenecen al rebaño que congregó el Padre Dios y manifiesta su deseo de atraerlas para que, entre todas, formen el único rebaño con un único Pastor.

Por nuestra parte, seamos fieles al Buen Pastor y sepamos reconocer, hoy como ayer, la diferencia que hay entre los pastores verdaderos que huelen al Buen Pastor y los que no huelen a Él.

José Ignacio Alemany Grau, obispo