Obispos y el pueblo católico cada vez se unen para orar por el Perú

Ya lleva más de un mes desde el 7 de diciembre del 2022 del fallido intento del golpe de Estado del expresidente Pedro Castillo, que ha puesto al pueblo peruano en una compleja situación de caos social y política. Ante este escenario la Conferencia Episcopal Peruana muestra su constante preocupación y alienta al diálogo para encontrar una pronta solución, de la misma manera parroquias y sus grupos parroquiales organizan misas, adoraciones eucarísticas, rezos del Santo Rosario y más actos piadosos para elevar oraciones a Dios y se logré la paz que el pueblo peruano ansía.

El papa Francisco en el Ángelus del domingo de la Palabra de Dios hizo un llamado al Perú para que cese la violencia y se emprenda el camino de diálogo. En esa misma línea, los obispos de Paraguay también expresaron su solidaridad con el Perú mediante un comunicado en la que lamentaron las muertes y violencias acaecidas en Puno, por el cual hicieron un llamado al diálogo y la paz.

De la misma manera, el Nuncio Apostólico en el Perú, el monseñor Paolo Rocco Gualtieri, en su saludo a la presidente Dina Boluarte, en representación del cuerpo diplomático acreditado en el país, expresó su pesar y también invocó a la reflexión de las causas de los problemas, a caminar juntos para la construcción de la paz y de un auténtico diálogo social.

En diferentes jurisdicciones eclesiásticas del país como Arequipa, Trujillo, Chimbote, Chosica, Puno, Tacna y Moquegua, Huamachuco, Lima, y otros incentivan la vigilia de oración por la paz, la unidad y las celebraciones eucarísticas en solidaridad con las víctimas. A ello se suman mensajes de comunidades religiosas como es el caso de la comunidad @reginae pacis servi (Siervos de la Reina de la Paz).

Mensaje de la santísima Virgen María Reina de la Paz del 25 de enero de 2023, Medjugorje; Bosnia Herzegovina.

“Queridos hijos, oren conmigo por la paz, porque Satanás quiere la guerra y el odio en los corazones y en los pueblos. Por eso, oren y sacrifiquen sus días haciendo ayuno y penitencia, para que Dios les dé la paz. El futuro está en una encrucijada, porque el hombre moderno no quiere a Dios. Por ello la humanidad se dirige hacia la perdición. Ustedes, hijitos, son mi esperanza. Oren conmigo para que se haga realidad lo que comencé en Fátima y aquí. Oren y den testimonio de la paz en su entorno, y sean personas de paz. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”.