PIURA: Señor de los Milagros salió a las calles y Arzobispo dio mensaje

Perú Católico, líder en noticias.- Con profunda fe, recogimiento y fervor, gran cantidad de fieles devotos se reunieron la mañana de hoy en el Atrio de la Basílica Catedral de Piura, para participar en la Santa Misa de fiesta en honor al Señor de los Milagros, la cual fue presidida por Monseñor José Antonio Eguren, S.C.V., Arzobispo Metropolitano de Piura y concelebrada por varios sacerdotes de nuestra Arquidiócesis. También estuvieron presentes autoridades políticas, civiles y militares de nuestra Región, religiosas, delegaciones de escolares y los miembros de las 7 SON 7 U 8 cuadrillas de la Hermandad del Señor de los Milagros de Piura, junto a las hermanas sahumadoras y a los pequeños integrantes de la Hermandad Infantil. Culminada la celebración eucarística la venerada imagen de nuestro Cristo Moreno inició su penúltimo gran recorrido por las principales calles de nuestra ciudad, llevado en hombros de los miembros de la Hermandad.

Conversión: cambiar el corazón con la fuerza de Cristo

Al iniciar su homilía, el Pastor dijo “En la imagen bendita del Señor de los Milagros hay dos mujeres pintadas a los pies de la Cruz de Cristo: son María Magdalena y la Virgen María, la Madre de Jesús. Ellas nos enseñan a tener dos actitudes fundamentales en la vida cristiana: la conversión y la fidelidad. Sabemos que la Magdalena era una mujer pecadora, una mujer pública, pero al encontrarse con el Señor, encuentra en Jesús compasión, misericordia, y un amor capaz de hacer de ella una persona nueva. La Magdalena se arrepiente de sus pecados, acoge la gracia que Jesús le ofrece, y con la fuerza de Cristo cambia su corazón hasta llegar a la santidad. Ella nos enseña que no hay pecado por grande que éste sea que Dios no pueda perdonar. Que no importa lo lejos que podamos habernos ido o lo hondo en lo que podamos haber caído, siempre la misericordia del Señor es capaz de alcanzarnos y salvarnos. Por eso hermanos el día de hoy viendo a María Magdalena, tengamos esperanza, y no caigamos en la tentación de creer que nuestra vida no tiene solución. Repito: no hay pecado, delito o crimen, por terrible que este sea, que el Señor no pueda perdonar. Basta que, acercándonos humildemente a la confesión sacramental, tengamos sincero dolor de haber pecado, arrepentimiento genuino de nuestras faltas, y firme propósito de enmienda. ¿Aprovecharás este día de gracia que el Señor de los Milagros te ofrece para arrepentirte y confesarte? Lo hermoso del Señor y de su amor es que en Él podemos recomenzar de nuevo y tener una vida nueva. Al ver la imagen de la Magdalena a los pies del Señor, observamos que ella está llorando y enjugando sus lágrimas con un paño. Ella no sólo llora por sus propios pecados sino también por los pecados de aquellos que debiendo convertirse no lo hacen. Recemos hoy por nuestra conversión, pero también por la de los demás”.

Como Santa María, seamos fieles

“La otra mujer a los pies del Señor de los Milagros -continuó Monseñor Eguren- es su Madre Santa María, quien nos enseña la importancia de la fidelidad en la vida cristiana. ¿Pero qué nos exige la fidelidad cristiana de la cuál María es modelo eminente para nosotros? En primer lugar, buscar la voluntad de Dios en todo momento. María fue fiel cuando con amor se puso a buscar lo que Dios quería de Ella. ¿Como María, buscas cada día lo que el Señor de los Milagros quiere de ti? ¿Como Ella, ardes en deseo de buscar la voluntad de Dios en tu vida? No habrá fidelidad cristiana si en la raíz de ésta no hay esta ardiente, paciente y generosa búsqueda. Por eso a los jóvenes hoy presentes les digo: Busquen lo que el Señor quiere de ustedes, y cuando encuentren el Plan de Dios en sus vidas sin temor alguno ábranse a sus exigencias, porque son exigencias de vida, de felicidad y de salvación. Pero la búsqueda lleva al encuentro, y María nos enseña que para ser fieles la búsqueda debe transformarse en acogida, en aceptación. Cuando María descubre lo que Dios quiere de Ella su respuesta no se hace esperar, es inmediata y generosa. «He aquí la Sierva del Señor, hágase en mí según tu palabra». Su «Sí» es total. Ella abre de par en par las puertas de su Inmaculado Corazón al llamado de Dios Amor en su vida. ¿Como Ella, seremos capaces de decirle hoy y siempre «Sí» a Jesús? Finalmente, María nos enseña que para ser fieles además de la búsqueda y de la acogida, necesitamos de la coherencia y de la constancia. Coherencia que es vivir de acuerdo con lo que se cree, que es ajustar la vida a la fe que profesamos, que es hacer que la vida cristiana se haga vida cotidiana. Ser coherentes es también no contentarse con no hacer el mal, sino más bien esforzarse, con la ayuda de la gracia, por hacer cada día todo el bien que podamos a los demás. Y finalmente la constancia, que supone vivir la búsqueda, la acogida y la coherencia no solo un día sino todos los días, no sólo en las buenas sino sobre todo en las malas, es decir, cuando hay incomprensiones, persecuciones, dolores y tribulaciones, cuando nada hace sentido. Ahí está María, al pie de la Cruz de su Hijo, el Señor de los Milagros, con la espada del dolor traspasándole el corazón. Hermanos: ¡no hay santidad con almohadas! Que María Santísima nos enseñe a ser fieles en la alegría como en el dolor, fieles hasta el final”.

Dignidad incomparable de la Mujer

“Dos mujeres nos enseñan las claves de la espiritualidad del Señor de los Milagros: conversión y fidelidad. La valorización de la mujer hunde sus raíces en el Evangelio mismo, con el Señor Jesús, y no es de ahora, de estos tiempos. La imagen del Señor de los Milagros nos enseña a valorar a la mujer, porque ella es comprensión, intuición, compasión, corazón, delicadeza y fineza, capacidad de sacrificio, de amor, de entrega sin límites sin esperar nada a cambio. Por algo San Juan Pablo II destacaba tanto el «genio femenino» como necesario para la vida de la Iglesia y de la sociedad. La mujer es imagen de Dios y no solo compañera del hombre. Por eso siempre condenaremos cualquier atentado contra su dignidad, especialmente la violencia contra ella”, concluyó el Arzobispo.