Perú Católico, líder en noticias rumbo al Bicentenario de la Independencia. Este artículo es escrito por el Doctor e Historiador José Antonio Benito.

De origen catalán, nacido en Igualada (Barcelona) en 1839; a fines de 1855 se embarcó para el Perú, donde llegó a comienzos del año siguiente, para profesar de modo definitivo en Santa Rosa de Ocopa como franciscano, 1857. Los misioneros españoles habían regresado al Perú en 1849, restableciendo el Colegio de Ocopa en 1851. Ordenado sacerdote el 20 de mayo de 1864, se dedicará a las misiones apostólicas, recorriendo los departamentos de Ayacucho, Huánuco, Lima  y Junín; predicando cuaresmas y misiones. Le fue otorgada la carta de ciudadanía peruana el 15 de julio de 1866, lo que resulta muy significativo, toda vez que eran momentos en que se había librado dura lucha contra la escuadra expedicionaria española, revelando lo destacado de su labor. Es más, en el mes de abril, “el Gobierno decretó la reclusión y extrañamiento de todos los españoles de la República, sin quedar exentos aun los Misioneros en ella comprendidos. La comunidad de Ocopa en parte fue apresada y enviada a Chanchamayo y en parte huyó para evitarlo, entre estos últimos parece que estaba Passarell.

Su obra no puede entenderse si no se tiene presente estos dos grandes afanes, los diferentes libros y folletos que escribió, responden a la necesidad de salir al frente a quienes desde la prensa atacaban a la Iglesia, y no había mejor forma que instruir al pueblo y formar su fe. De los 143 títulos considerados podremos apreciar que dio gran importancia al fomento de la religiosidad de la feligresía a modo de orientar sus prácticas, así como también a la enseñanza y a la polémica. Quiero compartirles un significativo texto titulado La Regeneración Peruana (Arequipa, 1895), respuesta a las conocidas Páginas Libres de Gonzáles Prada. Refuta en ella el escepticismo del anarquista peruano, quien hizo una amarga crítica sobre la realidad peruana y calificó al país de organismo enfermo. Publicado originalmente como folletín por el diario católico arequipeño “El Deber”; el mismo año la imprenta Medina se encargaría de hacer otra impresión. Consta ésta de cien páginas, a las que se agrega un Apéndice con ampliaciones a algunos puntos criticados en su refutación. He tenido la suerte de leer el manuscrito de la Biblioteca de La Recoleta de Arequipa.  Rechaza la propuesta de Prada sobre la instrucción laica para regenerar al Perú, que decía llevará al caos, a la degradación y deformación de los caracteres y a la negación de las virtudes; “tras un concienzudo estudio, concluye que la instrucción religiosa era el eficaz remedio.

En 40 proposiciones se encarga de la moral cristiana, los dogmas, el catecismo de la doctrina cristiana y la filosofía, el estado y la legislación atea, libertad y liberalismo, el sacerdote y la sociedad, la educación religiosa y la enseñanza libre, crítica de autores liberales, la civilización pagana y católica, la unidad católica y culmina con las relaciones Iglesia – Estado haciendo ver la necesidad de un Concordato entre el estado peruano y la Santa Sede. En el presente artículo me limito a compartirles el apartado dedicado a su juicio acerca de la Independencia. Nos interesa saber qué se piensa a los 75 años del acontecimiento. En el capítulo 37 considera la independencia como algo negativo pues en vez de cambiar lo malo, quitaron todo a través del liberalismo que provocó el desorden y la convulsión popular  Como contrapunto, el “Perú necesita” un concordato entre la iglesia y el Estado (c.38), y el único modo de asegurar su porvenir es a través de La instrucción religiosa (c.39)

El Perú independiente

Lima fue fundada por Pizarro en 1535 y el general San Martín proclamó en ella independencia del Perú el 28 de julio de 1821; así se derrumbó el trono que había sido ocupado por cuarenta y dos virreyes y a su caída se estremecieron todos los pueblos, se formaron las Repúblicas y empezaron las cuestiones sobre los límites de cada nación

Para desarraigar el gobierno colonial, quisieron cambiarlo todo, lo antiguo y lo moderno, lo bueno y lo malo, lo conveniente y lo inconveniente; pero esto no era tan fácil, como no es fácil desarraigar un árbol que haya echado profundas raíces. Se enseñaron doctrinas disociadoras y una vez extraviadas las ideas, fácilmente se descendió a los hechos. Estas doctrinas liberalescas aún se enseñan en muchas escuelas y aun se propagan por medio de los periódicos y esta es una de las poderosas razones porque en casi ninguna de las repúblicas americanas se ha podido consolidar ningún gobierno ni ordenarse del prestigio moral indispensable para establecerse y gobernar bien. Las doctrinas falsas y erróneas abren las puertas a continuas convulsiones y motines populares con gravísimos perjuicios del orden, de la moral y de la justicia.

Los periodistas han afirmado repetidas veces que abusando el pueblo del derecho de elegir ha elevado al poder mandatarios indignos que engañaron al mismo pueblo con promesas vacías e irrealizables: los malos gobernantes han desmoralizado la administración empobreciendo la hacienda y desorganizando el ejército el indisciplinado se ha prestado a servir de vil instrumento a los planes de la demagogia, pesando de un modo funesto en la balanza de la inmoralidad pública. Se ha descuidado casi por completo la instrucción de los indígenas y muchos presidentes en lugar de fomentar la educación sólida de la juventud, el decoro e ilustración del clero secular y regular y la reforma de los conventos que hayan decaído, han clausurado algunos conventos y seminarios o se han opuesto a su desarrollo con el ridículo pretexto de que en ellos se ensañan doctrinas ultramontanas (esto es, doctrinas sanas), han secularizado varios conventos, desviando sus bienes del fin de sus fundadores y han aniquilado los elementos de moralización e ilustración que aún existían y han procurado de todos modos paganizar a los pueblos. Han puesto nombres paganos a la moneda, a los buques de la armada, a las fortalezas, a las calles y plazas de los pueblos y ciudades.

También muchos periodistas y escritores protestantes, indiferentitas e incrédulos, siguiendo las huellas de los demagogos. Así vemos que, desde las primeras reuniones de los Estados generales abiertos, en Versalles, el 5 de mayo de 1789, Mirabeau decía públicamente “si queréis una revolución es preciso comenzar por descatolizar Francis”. Así, el Perú que debía ser una de las naciones más florecientes de América lo han hecho un país desgraciado, humillado por Chile y amenazado por las repúblicas vecinas.

Los pueblos americanos, católicos por convicción, por ideas, pos costumbres, por hábitos y por educación, han tenido la desgracia de admitir doctrinas contrarias al catolicismo y que mil veces han sido anatematizados por los pontífices y ésta es una causa de profundo malestar y de los frecuentes disturbios porque estamos pasando hace cerca de un siglo (Cap.37).

Foto del autor de esta sección y artículo: Doctor e historiador José Antonio Benito.

*No olvides de ingresar a este enlace en donde encontrarás todos los personajes que forjaron nuestra independencia: https://perucatolico.com/c/la-iglesia-ante-el-bicentenario/