Perú Católico, líder en noticias rumbo al Bicentenario de la Independencia. Este artículo es escrito por el Doctor e Historiador José Antonio Benito.

El jesuita arequipeño que escribió la Carta a los Españoles Americanos a favor de la Independencia.

Nació en Pampacolca (Arequipa) 26.VI.1748 y falleció en Londres (Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte), 10.II.1798.

Con su hermano Joseph Anselmo estudia en el internado de los jesuitas en Arequipa e ingresa en la Orden el 27 de junio de 1763. Le tocará sufrir la orden de expulsión de los jesuitas, por el rey Carlos III, en 1767, cuando cursaba sus estudios en el colegio máximo de la Transfiguración (Cuzco). Con el resto de los jesuitas peruanos, los hermanos fueron embarcados en El Callao (Perú), en el navío Santa Bárbara, que el 11 de marzo de 1768 zarpó rumbo a Cádiz (España). El 10 de agosto llegan a España, permaneciendo en El Puerto de Santa María durante varios meses, en los que ambos solicitaron la secularización mientras esperaban ser trasladados a Italia. Lo consiguen en 1769 los Viscardo y se establecen en Massacarrara, desde donde intenta regresar al Perú y recuperar una rica herencia familiar que les permitiera hacer frente a las dificultades económicas del exilio italiano. A mediados de 1781, al recibir noticias del alzamiento en el Cuzco de Tupac Amaru, Juan Pablo Viscardo se entrevista con el cónsul inglés en Liorna, John Udny, solicitando la ayuda británica en favor de los rebeldes peruanos. El 30 de septiembre del mismo año, confirmada la derrota de la revolución tupacamarista, Viscardo escribe al cónsul una extensa carta para fundamentar la viabilidad de la ayuda inglesa (armas y oficiales) a la independencia de Perú y ofrecer sus propios servicios (conocimiento del país, lengua y costumbres), con el ruego —decía— de “considerar las ventajas que resultaría para los ingleses si yo los acompañara en esta gran empresa”.

El 30 de junio de 1782 Juan Pablo viaja por vez primera con su hermano desde Florencia a Londres, bajo los falsos nombres de Paolo Rossi y Antonio Valesi respectivamente. A la espera del final de la guerra de independencia de las trece colonias americanas, permanecieron hasta 1784 que regresaron a Massacarrara sin resultado alguno. Tras la muerte de su hermano en 1785, Viscardo reside en Florencia (de mayo de 1787 a febrero de 1789) y luego en el consulado de Nápoles en Liorna, dedicado a defender la independencia americana con el apoyo inglés. Por esta razón, a primeros de 1792, vuelve a Londres, donde recibirá apoyo económico del Gobierno. Allí conoce al embajador de los Estados Unidos en Inglaterra, Mr. Rufus King, quien se convierte en el amigo y confidente de un Viscardo aislado y reconcentrado, resentido y definitivamente desengañado de que se llevaran a cabo sus proyectos tan ansiosamente elaborados. A los cincuenta años de edad, agotado y enfermo, Juan Pablo Viscardo fallece en Londres en febrero de 1798.

Todos sus papeles y libros los dona al diplomático norteamericano, quien los pasó a su íntimo amigo y precursor de la independencia venezolana Francisco de Miranda en julio de 1798.

Los más importantes eran el Proyecto para independizar la América Española, (escrito en Liorna, el 18 de septiembre de 1790, y no publicado hasta en 1983) y su célebre Carta a los Españoles Americanos, cuaderno de treinta y seis páginas que será el documento de mayor divulgación en su momento por el planteamiento separatista y la justificación ideológica con los fundamentos histórico-doctrinales para una completa independencia de toda la América española. Además de la Carta el profesor Merle E. Simmons de la Universidad de Bloomington, Indiana, ha publicado otros escritos conservados en cinco legajos: el manuscrito de La Carta, un proyecto para la Independencia de América Española, un bosquejo político del estado de Hispanoamérica en su tiempo y un estudio titulado “La Paz y felici­dad en el siglo próximo

En un tono de reproche constante hacia la Corona española, Viscardo se lamenta de su madre patria como “un país que nos es extranjero, a quien nada debemos, de quien no dependemos y del cual nada podemos esperar”; critica la colonización española (ingratitud, injusticia, servidumbre y desolación”) y convoca al compromiso: “no hay ya pretexto para excusar nuestra apatía, si sufrimos más largo tiempo las vejaciones que nos destruyan se dirá con razón que nuestra cobardía las merece…Ahora es el momento…Alentados por tantos, tan grandes y justos motivos, podemos con confianza levantar nuestros ojos hacia el principio eterno del orden y de la justicia, implorar con nuestras humildes plegarias su Divina protección, y en la esperanza mejor fundamentada de ser escuchados, consolarnos de nuestras desgracias con nuestra cercana liberación “.

Foto del autor de esta sección y de este artículo: Doctor e historiador José Antonio Benito.

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